El viaje de Cristo y el grillo



Hace mucho tiempo, en un pequeño y encantador pueblo, vivía un joven llamado Cristo. Cristo era un niño alegre y curioso que siempre estaba buscando aventuras.

Un día, mientras jugaba en el campo, se encontró con un grillo que parecía triste. - ¿Qué te pasa, amiguito grillo? - preguntó Cristo con curiosidad. El grillo suspiró y le contó que quería ver el mundo más allá del campo, pero no podía porque sus patitas eran demasiado cortas.

Cristo, sintiendo compasión por el grillo, decidió ayudarlo. Entonces, recorrieron el pueblo en busca de ayuda. En su camino se encontraron con Dios, el sabio del pueblo.

Dios escuchó atentamente la historia del grillo y le sugirió a Cristo que construyera un pequeño carruaje para que el grillo pudiera viajar. Emocionado, Cristo y el grillo se pusieron manos a la obra y, con la ayuda de los niños del pueblo, fabricaron un hermoso y pequeño carruaje.

Una vez terminado, el grillo lo probó y, para su asombro, ¡funcionaba perfectamente! Lleno de alegría, el grillo agradeció a Cristo y a los niños con un hermoso concierto nocturno, alegrando el corazón de todos.

Desde ese día, el grillo emprendió un increíble viaje por el mundo, llevando consigo la amistad y la generosidad de Cristo y los niños. Y así, en cada rincón que visitaba, compartía la hermosa historia de cómo un niño y sus amigos le habían ayudado a cumplir su sueño.

Y en cada lugar donde llegaba, sembraba la semilla de la solidaridad y el trabajo en equipo, inspirando a todas las criaturas a ayudarse mutuamente para alcanzar sus sueños.

Por su parte, Cristo y los niños aprendieron la importancia de la empatía y el valor de ayudar a los demás. Juntos, siguieron viviendo aventuras y construyendo un mundo lleno de amor y amistad.

FIN.

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