El viaje de Elcacas


Había una vez un pequeño cangrejo llamado Elcacas que vivía en la playa. Era un cangrejo muy curioso y aventurero, pero tenía una mala costumbre: se pasaba todo el día mirando los culos de los demás animales.

Un día, mientras estaba escondido detrás de unas rocas mirando a las gaviotas, su amigo el pez Ariel lo sorprendió y le preguntó:- ¿Qué estás haciendo, Elcacas? - Estoy mirandoculos -respondió Elcacas sin vergüenza. - Eso no está bien, Elcacas.

No es educado ni respetuoso estar siempre mirando los traseros de los demás. Además, te pierdes muchas cosas bonitas del mundo si solo te enfocas en eso -le dijo Ariel con preocupación.

Elcacas pensó en lo que dijo su amigo y decidió cambiar su comportamiento. Así que comenzó a explorar la playa y descubrió cosas maravillosas como las olas del mar, las almejas brillantes y la arena suave.

Pero aún así a veces se sentía tentado a volver a sus viejas costumbres y mirar culos. Un día mientras caminaba por la costa encontró un erizo de mar atrapado entre algunas rocas. - ¡Ayuda! -gritaba el erizo-.

¡No puedo salir! Elcacas se acercó rápidamente para ayudarlo pero al verlo desde atrás recordó su mala costumbre. Intentó resistir la tentación pero no pudo evitar echar un vistazo rápido antes de ayudar al erizo. - Gracias por salvarme -dijo el erizo cuando finalmente lo liberaron-.

¿Por qué tardaste tanto? - Lo siento, estaba distraído -se disculpó Elcacas. - Está bien, pero recuerda que es importante estar presente y enfocado en lo que haces para poder ayudar a los demás -le dijo el erizo.

Elcacas se sintió mal por su comportamiento y decidió que tenía que hacer algo para cambiar de verdad. Así que comenzó a practicar la meditación y la concentración para mejorar su atención y dejar atrás su mala costumbre.

Después de mucho esfuerzo, Elcacas finalmente logró superar su obsesión por mirar culos. Ahora era un cangrejo más feliz y respetuoso con los demás, capaz de disfrutar las maravillas del mundo sin distracciones innecesarias.

Y así, gracias a la ayuda de sus amigos y su propio trabajo duro, Elcacas aprendió una valiosa lección: que si uno se enfoca en lo importante puede descubrir cosas hermosas e inesperadas en el camino.

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