El Viaje de Enok, el Pokémon Enojo
Había una vez en el hermoso mundo Pokémon, un pequeño Pokémon llamado Enok. Enok era un Magmar que siempre estaba lleno de enojo. Cada vez que algo no salía como él quería, su cuerpo ardía más que el fuego de su propio volcán. Sus amigos, Pikachu, Bulbasaur y Charmander, intentaban ayudarlo, pero Enok no escuchaba.
Una mañana, mientras recorrían el bosque, se encontraron con un enorme y viejo Árbol Factor. Este árbol tenía la reputación de ser sabio, y los Pokémon se acercaron a él para pedir consejo sobre cómo ayudar a Enok a manejar su enojo.
"¡No puedo creer que tenga que escuchar esto!" -gritó Enok, saltando furioso.
"Enok, por favor, solo queremos ayudarte" -dijo Pikachu.
"¡No necesito ayuda!" -respondió Enok, mientras unas llamas salían de su cabeza.
"Si simplemente hablaras con nosotros en lugar de gritar, podríamos encontrar una solución" -le sugirió Bulbasaur, tratando de calmar a su amigo.
El Viejo Árbol Factor los escuchó atentamente y decidió intervenir.
"¿Sabés, Enok? El enojo puede ser muy poderoso, pero también puede evitar que veas lo que verdaderamente importa" -dijo con voz profunda y serena.
"¿Qué importa más que no ser escuchado?" -preguntó Enok.
"Los verdaderos amigos no te dejarán solo en tus momentos difíciles. Pero hay que aprender a comunicar lo que sientes, en lugar de dejar que el enojo te controle".
Enok, aunque todavía molesto, sintió una chispa de curiosidad. Así que decidió dar un paso en lo que prontamente resultaría ser un nuevo camino. A partir de ese día, sus amigos se comprometieron a enseñarle a Enok sobre la respiración profunda y el alivio del enojo. Aunque había momentos en que no estaban de acuerdo, cada vez que Enok sentía que el fuego subía, practicaban juntos.
Un día, mientras estaban en un torneo Pokémon, Enok se encontró con un fuerte adversario llamado Torkoal. El combate comenzó, y aunque al inicio Enok estaba decididamente enojado por el reto, se encontró atrapado en el ciclo del enojo.
Cuando Torkoal usó su ataque Llamarada, Enok sintió que su ira empezaba a resurgir. Pero al recordar lo que había aprendido, comenzó a respirar hondo y a contar hasta diez.
"¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro!" -murmuraba para sí mismo, intentando enfriar su ardor. Cuando llegó a diez, abrió los ojos y vio a Torkoal agotado pero con una sonrisa amistosa en su rostro.
"¡Genial, Enok! ¡Usa tu ataque!" -gritó Charmander.
Con el control de sus emociones, Enok lanzó un poderoso ataque Fuego, pero en lugar de ser destructivo, lo hizo con precisión y respeto. El ataque alcanzó a Torkoal de una manera constructiva.
"¡Buen trabajo, Enok!" -exclamó Pikachu, mientras todos aplaudían.
"Nunca había visto un ataque tan impresionante" -dijo Torkoal, sonriendo, y se acercó a Enok con un gesto de amistad.
"¡Lo hiciste increíble! Gracias por no dejar que tu enojo te controlara" -agregó.
Enok se sintió más ligero. Se dio cuenta de que su enfado no tenía que ser su única respuesta. Esa tarde, bajo el hermoso cielo estrellado, se sentó junto a sus amigos y por primera vez, sintió que podía hablar de sus emociones sin miedo.
"Gracias, chicos. No sé qué hubiera hecho sin ustedes. Aprendí que el enojo no tiene que hacerme perder lo que realmente valoro" -dijo Enok, mirando a sus amigos con gratitud.
Desde ese día, Enok continuó su camino, sabiendo que estaba en un viaje de aprendizaje. Sus amigos siempre estarían a su lado, apoyándolo y recordándole que incluso el fuego más ardiente puede ser calmado con amor y comprensión.
FIN.