El Viaje de Estelar y su Amiga la Estrella Brillante
En un pequeño pueblo del planeta Tierra, vivía una niña llamada Estelar, que soñaba con ser astronauta. Cada noche, miraba al cielo estrellado a través de su telescopio, imaginándose a sí misma volando entre planetas y estrellas.
Una noche, mientras observaba, notó algo inusual. Una estrella en particular brillaba más que las demás. "¿Por qué brillas tanto, estrella?" - le preguntó, asombrada.
Para su sorpresa, la estrella respondió: "¡Hola, Estelar! Soy Brillante, y tengo un mensaje para vos."
Estelar casi no podía creer lo que oía. "¡Hola, Brillante! ¿Qué mensaje?" - preguntó, con los ojos bien abiertos.
"Creo que tenés un gran potencial para explorar el universo. Te invito a un viaje en mi cohete espacial. ¡Pongámonos en marcha!" - exclamó Brillante.
Estelar saltó de alegría. "¡Sí, sí, sí! ¡Seré la astronauta más feliz del universo!" - gritó. Y en un parpadeo, un brillante cohete apareció en su jardín.
El cohete tenía colores vívidos y un diseño que parecía sacado de un cuento de hadas. "Subite, y prepárate para una aventura inolvidable" - dijo Brillante. Estelar subió y, con el toque de un botón, el cohete despegó hacia el cielo.
Mientras viajaban, el paisaje del espacio la dejó sin aliento: planetas de colores vibrantes, cometas que cruzaban a gran velocidad y un montón de estrellas que iluminaban el camino.
"Mirá, Estelar. Ese es el planeta Zumbidor. Sus habitantes son conocidos por crear música que hace bailar a todos los animales" - explicó Brillante.
Estelar quiso conocer a esos habitantes, así que aterrizaron en Zumbidor. Allí, se encontraron con unos seres pequeños, muy alegres, que hacían melodías con sus cuerpos. "¡Hola!" - dijeron, "¿Quieren bailar con nosotros?"
"¡Sí!" - respondió Estelar, y así comenzó a bailar. Pero, de repente, la música se detuvo. "¡Oh no! Nos falta la nota perfecta. Sin ella, no podemos tocar" - dijo uno de los habitantes, preocupado.
Estelar pensó rápidamente. "Quizás yo pueda ayudar. Puedo buscarla en el planetoide Melodioso, donde creo que vive el músico más grande del universo." - propuso.
"¡Buena idea!" - exclamó Brillante. Volaron a toda prisa hacia Melodioso. Allí, encontraron a un músico anciano que tocaba un instrumento espectacular. "¿Tienes la nota perfecta para compartir?" - preguntó Estelar.
El anciano sonrió, "Claro, pero necesito un poco de ayuda. Mi instrumento requiere un toque único, algo que solo una niña llena de sueños puede ofrecer. ¿Te animás?" - dijo mientras le ofrecía su guitarra espacial.
Estelar sintió que su corazón latía rápido, pero aceptó. "Lo intentaré..." - dijo mientras empezaba a tocar. La música llenó el aire y, poco a poco, se fue creando la nota perfecta. Todos los que estaban cerca se detuvieron a escuchar.
"¡Eso es! ¡Has logrado la nota perfecta!" - exclamó el músico. Le dio un pequeño fragmento de esa melodía, para que Estelar lo llevara a Zumbidor.
De regreso, todos estaban emocionados. "¡La nota perfecta!" - gritaron. Estelar la entregó, y en un abrir y cerrar de ojos, la música comenzó a sonar una vez más, más maravillosa que nunca. Todos los habitantes de Zumbidor comenzaron a bailar feliz.
"¡Gracias, Estelar, por tu valentía y tu creatividad!" - dijeron los habitantes, mientras celebraban.
Después de la fiesta, Estelar se despidió de sus nuevos amigos, prometiendo que volvería. Se subió al cohete junto a Brillante y continuaron su viaje por el universo.
Pronto llegaron al planeta de los dibujos, donde la gente dibujaba todo lo que soñaban. "¡Mirá, Estelar! Cada sueño se convierte en arte aquí" - dijo Brillante.
Estelar se dio cuenta de que cada experiencia en su viaje estaba llena de aprendizajes. "Cada uno de nosotros tiene talentos únicos, y siempre podemos ayudar a otros a brillar" - reflexionó, sintiendo una gran satisfacción.
Finalmente, el cohete aterrizó de vuelta en su jardín. Estelar se despidió de Brillante. "Gracias por esta increíble aventura, amiga estrella. Siempre recordaré lo que aprendí."
"El universo es vasto y lleno de oportunidades, Estelar. Sigue soñando y nunca dejes de explorar" - le respondió Brillante antes de regresar al cielo.
Desde aquel día, Estelar no solo miraba las estrellas desde su telescopio, sino que también sabía que podía hacer mucho más. Con su imaginación y creatividad, podía ayudar a los demás y seguir explorando. Su mayor deseo no era solo ser astronauta, sino también ser una fuente de luz para aquellos a su alrededor.
Y así fue como Estelar siguió soñando, recordando siempre su mágico viaje por el universo junto a su amiga la estrella Brillante.
FIN.