El viaje de Felix y Roco



Había una vez un pequeño gatito llamado Felix que vivía en una hermosa casa con su dueña, Clara. Felix era un gato muy curioso y aventurero, siempre estaba explorando nuevos lugares.

Un día soleado, mientras Felix jugaba en el jardín trasero de su casa, vio algo brillante entre los árboles del bosque cercano. Su curiosidad lo llevó a adentrarse en el bosque para descubrir qué era aquello tan llamativo.

Pero a medida que avanzaba entre los árboles altos y frondosos, Felix se dio cuenta de que estaba perdido. No reconocía ningún camino de regreso a casa y empezó a sentirse asustado. Felix decidió buscar ayuda y comenzó a caminar por el bosque.

Después de un rato, encontró una ardilla llamada Roco que estaba recolectando nueces. "Hola, Roco", dijo Felix con voz temblorosa. "Me he perdido y no sé cómo volver a mi casa". Roco miró al pequeño gatito preocupado y le ofreció su ayuda.

"No te preocupes, Felix", respondió amablemente la ardilla. "Conozco este bosque como la palma de mi mano. Te ayudaré a encontrar el camino de regreso a tu casa".

Juntos comenzaron a caminar por senderos estrechos y rodeados de hermosas flores silvestres. Mientras tanto, Roco le contaba historias sobre otros animales del bosque y les enseñaba cosas interesantes sobre la naturaleza. Después de un tiempo caminando, llegaron al río que separaba el bosque de la ciudad donde vivía Felix.

Pero para cruzar el río, necesitaban encontrar un puente. "No te preocupes, Felix", dijo Roco con una sonrisa. "Conozco un viejo tronco caído que podemos usar como puente".

Siguiendo las indicaciones de Roco, Felix y la ardilla encontraron el tronco caído y lograron cruzar el río sin problemas. Una vez al otro lado del río, Felix comenzó a reconocer los olores familiares y supo que estaban cerca de su casa.

Estaba emocionado y agradecido por la ayuda de Roco. Finalmente, llegaron a la puerta trasera de la casa de Clara. "¡Estamos en casa!", exclamó Felix emocionado mientras se frotaba contra las piernas de su dueña. Clara estaba muy feliz de ver a Felix sano y salvo.

Le dio un abrazo cálido y le prometió no dejarlo aventurarse solo en el bosque nuevamente. Felix aprendió una valiosa lección ese día: que siempre es importante pedir ayuda cuando nos sentimos perdidos o asustados.

También aprendió sobre la importancia de estar atento a su entorno y no aventurarse demasiado lejos sin compañía. Desde aquel día, Felix siempre fue más cuidadoso cuando exploraba nuevos lugares, pero nunca dejó de ser curioso y aventurero.

Y cada vez que veía a Roco recolectando nueces en el jardín trasero, recordaba lo amable que había sido con él, demostrándole que incluso en momentos difíciles siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos.

FIN.

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