El Viaje de Gota y Amigo Verde



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Ecoamigo, donde todo el mundo cuidaba del agua y del medio ambiente. Allí vivía una gotita de agua llamada Gota, que siempre soñaba con conocer el mundo más allá del grifo de la cocina. Un día, mientras se deslizaba por el tubo de desagüe, decidió que era el momento de emprender su aventura.

"¡Voy a explorar!" - exclamó Gota emocionada.

A medida que avanzaba, se topó con un pequeño árbol llamado Amigo Verde, que estaba triste y marchito.

"¿Por qué estás tan triste, Amigo Verde?" - preguntó Gota.

"No tengo suficiente agua para crecer, y sin agua, no puedo ser fuerte y saludable" - respondió Amigo Verde con un susurro.

Gota pensó en su misión. "Tal vez, si aprendo a conservar agua, podría ayudar a muchos como vos".

Gota y Amigo Verde hicieron un pacto: Gota le mostraría cómo conservar el agua y Amigo Verde le enseñaría sobre la importancia de cuidar la naturaleza. Juntos se embarcaron en un viaje lleno de sorpresas.

Su primera parada fue en la casa de la señora Clara, que dejaba el grifo abierto mientras lavaba los platos.

"¡Señora Clara!" - gritó Gota. "¡Estás desperdiciando mucha agua!".

La señora Clara se sorprendió.

"¿Quién habla?" - preguntó, mirando a su alrededor.

"Soy Gota, y estoy aquí para ayudarte a ahorrar agua. ¿Sabías que puedes llenar un recipiente mientras lavas los platos? Así no desperdicias nada".

La señora Clara, intrigada, decidió probarlo.

"¡Qué buena idea! Así voy a ahorrar más agua, gracias Gota" - exclamó con una sonrisa.

Gota y Amigo Verde siguieron su aventura. Más adelante, se encontraron con un grupo de niños jugando en un charco. Pero uno de ellos, Tomi, estaba usando una manguera para llenar el charco.

"¡Tomi!" - gritó Gota "¡No uses la manguera!".

"¿Por qué?" - preguntó Tomi, sorprendido.

"Si llenas el charco con la manguera, estarás desperdiciando mucha agua. ¿Qué tal si utilizás un balde en su lugar?" - sugirió Amigo Verde.

Los niños se miraron y comenzaron a pensar.

"¿Y si hacemos una competencia de quién junta más agua en un balde?" - propuso una niña llamada Lila.

"¡Sí!" - todos gritaron entusiasmados.

Esa tarde, jugaron a llenar baldes y descubrieron que podían hacer muchas cosas divertidas sin desperdiciar agua. Gota sonrió, y su corazón se llenó de alegría.

Continuaron su viaje y de repente, llegaron a un hermoso río lleno de peces y plantas.

"¡Miren qué hermoso es!" - dijo Amigo Verde. "Pero debemos cuidar que no lo ensuciemos".

De pronto, vieron a varios adultos tirando basura al río.

"¡Alto!" - gritaron juntos Gota y Amigo Verde. "¡Detengan eso!".

Los adultos se detuvieron y miraron confundidos.

"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó un hombre.

"Soy Gota y él es Amigo Verde. Venimos a recordarles que si ensucian el río, envenenan el agua y lastiman a los peces" - explicó Gota.

Los adultos comenzaron a entender la importancia de cuidar el río.

"¡No lo había pensado!" - dijo una mujer. "Nosotros solo queríamos disfrutar del día, pero no a costa de la naturaleza".

Decidieron recoger toda la basura y, al terminar, el río brillaba con su esplendor.

Finalmente, Gota y Amigo Verde llegaron a un parque donde todos estaban plantando árboles. Se unieron al grupo, y Gota les enseñó a cuidar de las plantas regando solo lo necesario, mientras Amigo Verde alentaba a los niños a seguir cuidando de la naturaleza.

"¡Esta aventura me ha enseñado tanto!" - exclamó Gota. "Ahora sé que cada pequeña acción cuenta para cuidar el agua y el medio ambiente".

"Y yo sé que con amigos como vos, podemos hacer del mundo un lugar mejor" - agregó Amigo Verde.

El viaje de Gota se había convertido en una misión para inspirar a otros a cuidar cada gota y cada planta. Juntos, regresaron a Ecoamigo, llenando de alegría y conocimiento a cada hogar que tocaban.

Y así, Gota se convirtió en una verdadera heroína del agua, y Amigo Verde, el mejor guardián de la naturaleza. Juntos, lograron que todos en el pueblo aprendieran la importancia de la conservación del agua y del medio ambiente.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado, pero la aventura de cuidar nuestro planeta sigue en cada uno de nosotros.

FIN.

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