El Viaje de Gota y Phosfo



Érase una vez, en un hermoso pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, donde vivían Gota, una pequeña gota de agua, y Phosfo, un fósforo simpático que soñaba con ser parte de algo grande. Cada día, Gota se precipitaba del cielo en forma de lluvia, llenando ríos y lagos, mientras que Phosfo se quedaba en el suelo, esperando su momento de brillar.

Un día, mientras Gota se deslizaba alegremente por un arroyo, se encontró con Phosfo, quien estaba posado en una brillante hoja verde.

"Hola, Gota. ¿Dónde vas tan rápido?" - preguntó Phosfo, moviendo un poco su base en el suelo.

"¡Hola, Phosfo! Estoy en mi viaje del ciclo del agua. Hoy lluevo, mañana iré al océano, luego me evaporaré y volveré a las nubes. ¡Es tan emocionante!" - respondió Gota con una sonrisa.

Phosfo vio brillar los ojos de Gota y sintió un poco de envidia. "Eso suena increíble, Gota. Yo solo permanezco en la tierra, ayudando a las plantas a crecer. Desearía tener un viaje así."

"¡Pero eso es maravilloso! Eres parte del ciclo del fósforo. Sin ti, las plantas no crecerían fuertes y saludables. ¡Todo el mundo te necesita!" - Gota lo animó.

Phosfo se sintió un poco mejor, pero aún soñaba con la aventura de Gota. De repente, un fuerte viento sopló y el cielo se nubló.

"¡Oh no! Parece que va a llover muy fuerte, Gota. ¿Qué sucederá si te arrastra la corriente?" - dijo Phosfo, preocupado.

"¡No te preocupes! Eso es parte de mi ciclo. Siempre regreso. ¡Y además, quizás tú puedas unirte a mí!" - respondió Gota entusiasmada.

Dicho y hecho, la lluvia comenzó a caer con fuerza, llevando consigo a Gota y, de alguna manera, también un poco de Phosfo que había sido arrastrado junto con el agua. Se encontraron en un arroyo, donde Gota estaba saltando y bailando, pero Phosfo se sentía asustado y confuso.

"¡Gota! ¿Dónde estamos?" - gritó Phosfo.

"Esto es parte del viaje. ¡Mira cómo todo se mueve!" - le dijo Gota.

Después de pasar por ríos y lagos, Gota y Phosfo llegaron al océano. Allí, Phosfo se dio cuenta de que el agua lo había llevado a un lugar nuevo y hermoso.

"¡Wow! Esto es increíble. Pero, ¿qué hago aquí?" - preguntó Phosfo.

"Aquí es donde pasaremos por el ciclo. De aquí, yo me evaporaré y abrazaré el cielo mientras tú te quedas aquí, hasta que las plantas alrededor te necesiten. ¡Mira, desde el océano se forma una nube!" - explicó Gota.

Y así, poco a poco, Gota comenzó a evaporarse, transformándose en vapor de agua que ascía hacia el cielo. Phosfo, ahora en el océano, se sintió un poco triste al ver partir a su amiga, pero también feliz por el papel importante que iba a jugar en la vida de las plantas.

Un tiempo después, Phosfo sintió que era el momento. Las plantas comenzaron a crecer cerca de la costa y, al llegar el viento, llevó consigo a Phosfo que comenzó a integrarse en el suelo donde las raíces de las plantas lo absorbieron.

"¡Estoy llegando! ¡Voy a ayudar a las plantas a crecer fuertes!" - exclamó Phosfo emocionado.

Mientras tanto, Gota estaba en el cielo, viendo todo el proceso. Las nubes se formaron y comenzaron a llover de nuevo, esta vez sobre las tierras donde Phosfo ayudaba a las plantas a florecer.

Finalmente, cuando Gota regresó a la tierra, se reunieron de nuevo.

"¡Phosfo! ¡Los vi crecer hasta el cielo! ¡Eras parte de eso!" - dijo Gota feliz.

"¡Lo sé! Y ahora entiendo que no importa cómo sea nuestro viaje, todos tenemos un propósito en este ciclo. ¡Gracias por mostrarme eso!" - respondió Phosfo.

Desde aquel día, Gota y Phosfo siguieron su camino, ayudándose mutuamente en sus respectivos ciclos, entendiendo que aunque sus viajes eran diferentes, ambos eran esenciales para la vida. Y así, aprendieron que el agua y el fósforo, juntos, hacían del mundo un lugar maravilloso.

Así, cada vez que el viento sopla y las gotas de agua caen, se escucha a Gota y Phosfo hablando de sus aventuras por el ciclo de la naturaleza.

"¡Hasta la próxima, amiga!" - dice Gota antes de evaporarse nuevamente.

"¡Hasta la próxima! ¡Siempre juntos!" - responde Phosfo, mientras mira las plantas crecer a su alrededor.

Y así, en su viaje constante, recordaban la importancia de la colaboración en la naturaleza, haciendo brillar a todos en su camino.

FIN.

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