El Viaje de Gota y Su Amiga Pampina



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Aquitierra, donde cada gota de agua era muy valorada. Allí vivía una gotita llamada Gota que soñaba con hacer algo grande. Desde muy pequeña, Gota escuchaba a los grandes ríos contar historias sobre cómo el agua podía cambiar el mundo, y ella quería ser parte de algo especial.

Un día, mientras estaba jugando en la charca, conoció a Pampina, una simpática botella de shampoo ecológico de Pampers. Pampina brillaba con luz verde, y sobre su etiqueta decía: "Cuidado para Hoy, Futuro para Mañana".

-Gota, ¿sabías que cada vez que me usas, proteges el mundo? -dijo Pampina con una sonrisa-. Mi misión es cuidar el agua y ayudar a los bebés a estar limpios y felices.

-Sí, pero yo soy sólo una pequeña gota, ¿cómo puedo ayudar? -respondió Gota, un poco desanimada.

-No subestimes tu poder, Gota. Cada gota cuenta, y con tu ayuda, podemos hacer un gran cambio. -dijo Pampina, entusiasta.

Gota se iluminó con esas palabras. Juntas decidieron realizar un viaje para reunir más gotas y hacer una gran ola que cuidara el mundo. Así que se embarcaron en una aventura que las llevaría a ríos, mares y lagunas.

En el camino, encontraron a otras gotas, cada una con su propia historia. Desde la chispeante Gota de Río, que bajaba alegre por una cascada, hasta la Gota de Nieve, que había viajado desde lo alto de las montañas. Todos querían proteger su hogar, pero todavía no sabían cómo hacerlo.

-Gota, cuéntales nuestro plan -dijo Pampina con entusiasmo.

Así fue como Gota reunió a todas las gotas y les explicó la importancia de ahorrar agua y usar productos que no contaminen, como Pampina.

-¡Podemos hacer una ola gigante! Cada uno de nosotros puede hacer pequeñas cosas en casa: cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o usar productos que cuiden el agua. -dijo Gota.

Las otras gotas se miraron entre sí, emocionadas y llenas de energía.

-¡Eso suena genial! -exclamaron al unísono.

Pero justo cuando estaban listas para comenzar a practicar su ola, se encontraron con un charco muy sucio, lleno de basura y plástico. Las gotas se sintieron tristes.

-¿Qué pasará con nuestro hogar? -preguntó Gota, preocupada.

-¡No podemos rendirnos! -dijo Pampina, segura-. Necesitamos limpiar este lugar y enseñar a otros a cuidar el agua.

Decidieron organizar un evento en Aquitierra. Invitaron a todas las criaturas del pueblo a participar en una jornada de limpieza.

El día llegó y se llenó de alegría. Gotas, animales y niños llegaron a ayudar. Todos se unieron, recogiendo basura y aprendiendo sobre el cuidado del agua.

-Mirad cómo este charco vuelve a brillar, ¡cada uno de nosotros hizo la diferencia! -gritó Gota, emocionada.

Finalmente, el charco volvió a ser el hogar que las gotas conocían y amaban. Pampina miró a Gota y todas las demás gotas con orgullo.

-Por fin, podemos practicar nuestra ola. ¡Vamos a hacer que toda Aquitierra escuche nuestro mensaje de cuidado! -dijo Pampina.

Con cada gota unida, se lanzaron al agua y formaron una ola que recorrió todo el pueblo. Todos se unieron al canto: -Cada gota cuenta, cada segundo importa. Juntos, cuidamos nuestro mundo.

Desde entonces, Gota, Pampina y todas sus amigas continuaron su misión para proteger el agua y hacer que cada día contara. Y así, Aquitierra se convirtió en un lugar donde cada gota y cada acción importaban.

FIN.

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