El viaje de Gustavo


En un pequeño pueblo alejado de la Ciudad de México vivía Gustavo, un niño muy pobre que se enfrentaba a grandes dificultades en su día a día.

Tenía que cuidar de sus hermanos menores, quienes también padecían hambre y frío. Una mañana, mientras caminaba por las calles polvorientas del pueblo en busca de comida, Gustavo vio a lo lejos un cartel que anunciaba un concurso de dibujo organizado por la escuela local.

El premio era una beca para estudiar en la Ciudad de México. Gustavo sabía que no tenía dinero para comprar materiales artísticos, pero decidió intentarlo de todas formas. Con ramas secas y hojas caídas del árbol más cercano, comenzó a dibujar en el suelo.

Sus hermanos se acercaron curiosos y admiraron su creatividad. "¡Hermano, qué bonito dibujo!" -exclamó la hermana menor de Gustavo. "Gracias, pero necesito hacer uno mejor para ganar la beca y poder estudiar en la ciudad" -respondió Gustavo con determinación.

Los días pasaron y Gustavo siguió practicando sus habilidades artísticas en el suelo del pueblo. A medida que perfeccionaba sus trazos, más personas se detenían a observar su arte improvisado.

Algunos vecinos le daban algo de comida o ropa vieja como muestra de apoyo. Finalmente, llegó el día del concurso. Gustavo presentó su mejor dibujo ante los jueces, quienes quedaron impresionados por su talento y dedicación a pesar de las adversidades que enfrentaba.

"¡Felicidades, Gustavo! Eres el ganador del concurso y has obtenido la beca para estudiar en la Ciudad de México" -anunciaron los jueces emocionados. Gustavo no podía creerlo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar en todas las posibilidades que se abrían frente a él gracias a esta oportunidad tan esperada. "Hermanitos, pronto nos mudaremos a la ciudad donde podré estudiar y asegurarnos un futuro mejor" -compartió Gustavo con alegría junto a sus hermanos.

La noticia corrió como reguero de pólvora por todo el pueblo y los vecinos se reunieron para despedir a Gustavo y sus hermanos con abrazos cálidos y palabras llenas de esperanza.

Así fue como Gustavo demostró que con esfuerzo, perseverancia y amor hacia los demás se pueden superar las dificultades más grandes. Desde ese día, cada niño del pueblo supo que nunca debían rendirse ante los obstáculos y siempre buscar una solución creativa para alcanzar sus sueños.

Y así fue como el nombre de Gustavo quedó grabado en sus corazones como ejemplo vivo de valentía e inspiración.

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