El viaje de Harald, el niño de piel gris amarilla
Había una vez en un lejano pueblo, un niño llamado Harald, que nació con una peculiaridad: su piel era de un tono gris amarillento.
Esto lo hacía diferente a los demás niños de su edad, quienes a menudo se burlaban de él. Sin embargo, Harald tenía un espíritu valiente y una curiosidad insaciable. Un día, decidió emprender un viaje por el mundo para descubrir la belleza y la diversidad que lo rodeaba.
"Mamá, papá, quiero irme de viaje para conocer nuevas tierras y hacer nuevos amigos", anunció Harald con determinación. Sus padres, aunque preocupados, entendieron que su hijo tenía un deseo genuino de explorar el mundo.
Le dieron su bendición y le regalaron una piedra mágica que les había pertenecido por generaciones. "Esta piedra te protegerá en tu viaje y te recordará el amor que siempre te tenemos", le dijeron. Con la piedra en su bolsillo, Harald emprendió su viaje.
En su travesía, conoció personas de diferentes culturas y aprendió a apreciar las diferencias. Pero también enfrentó desafíos: en un bosque encantado, un grupo de duendes traviesos le jugó una broma, haciéndolo perder su camino. Sin embargo, con valentía y astucia, Harald logró encontrar el camino de regreso.
Finalmente, luego de varios meses de aventuras, Harald regresó a su pueblo. Había crecido, tanto en estatura como en sabiduría.
Con una sonrisa en el rostro, compartió sus experiencias con su familia y amigos, enseñándoles la importancia de ser valientes y abiertos a lo desconocido. A partir de ese día, su piel ya no fue motivo de burlas, sino un recordatorio de las maravillosas experiencias que la vida le había brindado.
Harald se convirtió en un símbolo de valentía y tolerancia en su comunidad, inspirando a otros a seguir sus sueños sin importar las diferencias.
FIN.