El Viaje de Hola



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos, una niña alegre y curiosa llamada Sofía. Ella siempre decía 'Hola' a todos. Para Sofía, cada saludo era una aventura mágica. Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con un árbol viejo y enorme que le susurró:

"Hola, Sofía. He estado esperando que me saludes."

Sofía, sorprendida, preguntó:

"¿Cómo sabías mi nombre?"

"Soy el Guardián de la Amistad. Cada vez que dices 'Hola', llenas el mundo de alegría. Pero he notado que a veces la gente olvida saludar."

"¿Y qué puedo hacer para ayudar?" - respondió Sofía con determinación.

El árbol le explicó que había un festival en el pueblo, pero la gente estaba muy ocupada y no se saludaban como antes. Sofía pensó que si podía recordarles la importancia de un simple 'Hola', podría traer de vuelta la alegría.

Sofía decidió organizar una sorpresa. Se puso a trabajar y escribió carteles coloridos que decían: '¡Hola, ven a celebrar la Amistad!'. Colocó los carteles por todo el pueblo.

El día del festival, el pueblo estaba un poco apagado, pero cuando los vecinos vieron los carteles, comenzaron a preguntar:

"¿Qué es eso?"

"¿Por qué hay tantos 'Hola' por todos lados?"

Sofía, muy entusiasmada, salió al centro de la plaza y gritó:

"¡Hola a todos! ¡Los invito a recordar la magia de un saludo! Cada 'Hola' puede encender una sonrisa y unirnos más!"

Al principio, la gente se miraba un poco confundida. Pero luego, un niño pequeño rompió el hielo:

"¡Hola!"

Uno a uno, comenzaron a responder:

"¡Hola, amigo!"

"¡Hola, vecino!"

"¡Hola, Sofía!"

La plaza se llenó de risas y saludos. La música comenzó a sonar, y las familias se reunieron, olvidando por un momento sus preocupaciones diarias.

Pero, de repente, una nube oscura cubrió el sol y la música se detuvo. Fue entonces cuando Sofía miró al árbol y le preguntó:

"¿Qué está pasando?"

"A veces, la alegría se apaga por un momento, pero si seguimos formando conexiones..." murmuró el árbol.

Sofía, decidida a no dejar que la tristeza arruinara su festival, levantó su voz con fuerza:

"¡Hola, amigos! No dejemos que una nube nos detenga. ¡Cada uno de ustedes tiene algo especial para compartir!"

Así, cada vecino comenzó a contar una historia divertida sobre su mejor recuerdo de un saludo. Hubo risas, bailes y hasta un concurso de chistes.

Poco a poco, la nube se disipó, y el sol brilló nuevamente sobre el pueblo. Sofía miró a su alrededor y vio a las familias unidas, celebrando su amistad. En ese momento, comprendió que un simple 'Hola' podía hacer una gran diferencia.

Al final del día, el árbol le dijo:

"Has logrado mucho, Sofía. La amistad necesita ser alimentada como una planta, y tú has plantado semillas hoy."

"¿Volverá el festival cada año?" - preguntó Sofía.

"Solo si todos recuerdan seguir saludándose. Gracias a ti, hoy hemos reavivado esa tradición."

Desde ese entonces, en el pueblo se celebró el Festival del 'Hola', donde todos se reunían para compartir risas, historias y, por supuesto, saludarse con calidez. Sofía continuó siendo la niña de los saludos, recordando que un simple 'Hola' puede cambiar el día de alguien. Y así, el pueblo jamás volvió a olvidar la magia de un saludo. Fin.

FIN.

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