El Viaje de Jazmín y su Collar Perdido



Era una vez, en un hermoso reino, una princesa llamada Jazmín. Ella tenía un collar muy especial, con las iniciales de su nombre, 'J' y 'M', adornado con brillantes piedras de colores. Un día, mientras jugaba en el jardín del palacio, se dio cuenta de que su precioso collar había desaparecido. Desesperada, decidió emprender un viaje para encontrarlo.

"No puedo permitir que mi collar se haya perdido para siempre. ¡Debo buscarlo!", se dijo Jazmín con determinación.

Jazmín salió del palacio y comenzó su aventura en el bosque cercano. Caminó entre los árboles, cuando de repente escuchó un ruido. "¿Quién anda ahí?", preguntó con curiosidad. De detrás de un arbusto salió un lindo ciervo.

"Soy el Ciervo Carlos", dijo el animal con una voz suave. "¿Por qué estás tan preocupada, princesa?"

"He perdido mi collar, que tiene mis iniciales, y necesito ayuda para encontrarlo", respondió Jazmín.

"¿Cuáles son tus iniciales?" preguntó Carlos.

"Son 'J' y 'M'", explicó Jazmín.

"¡Oh, he visto un divertido Mono llamado Manu que tiene algo con una 'M'! Quizás él pueda ayudarte", sugirió Carlos.

Jazmín, emocionada, siguió el camino que le indicó el ciervo, y después de un rato, encontró a Manu columpiándose entre las ramas.

"¡Hola, princesa!", gritó el Mono. "¿Qué te trae por aquí?"

"He perdido mi collar, y me dijeron que tú podrías ayudarme", dijo Jazmín.

"Claro, cuéntame más sobre tu collar", animó Manu, sujetándose a una rama.

"Es de un material brillante con las iniciales 'J' y 'M'", dijo Jazmín.

"Me acordé de algo. Vi que una 'M' estaba jugando con un grupo de cosas que encontré. Podría ser que alguna de esas cosas tenga que ver contigo. ¡Veamos!" Y Manu, lleno de energía, llevó a Jazmín hacia un claro donde había un grupo de animales.

Allí estaban un grupo curioso de criaturas: un búho, un pato y un ratón.

"¿Alguien ha visto un collar con la letra 'M'?", preguntó el Mono.

"Sí, yo lo vi", dijo el Ratón Rolo. "Pero escuché que unas ardillas lo estaban llevando a su árbol, porque pensaron que era un brillante tesoro".

"¡Vayamos rápidamente!", dijo Jazmín, agradecida por la ayuda. Y todos juntos se dejaron guiar por Rolo hasta el árbol de las ardillas.

Al llegar, las ardillas estaban haciendo una fiesta con otros tesoros brillantes.

"¡Hola, ardillas!", saludó Jazmín. "Soy la princesa, y he perdido un collar con la inicial 'M'. ¿Podrían devolverlo, por favor?"

Las ardillas, al ver la tristeza en su rostro, decidieron confesarse.

"Lo hemos tomado porque nos llamó la atención, pero no sabíamos que era tuyo", dijo la ardilla más grande, con un brillo de vergüenza en sus ojos. "Lo sentimos mucho, princesa. Aquí está, ¡tómalo!"

Jazmín sonrió al recibir el collar. Pero aún le faltaba la letra 'J'.

"Todavía me falta una 'J'. ¿Alguien ha visto algo que empiece con esa letra?"

"He oído hablar de un jaguar llamado Joaquín", propuso el Búho, quePlaneaba ayudar. "Dicen que vive en la parte más profunda del bosque".

"¡Perfecto!", exclamó Jazmín. Y juntos se adentraron en el bosque, siguiendo las huellas de Joaquín. Después de un tiempo, encontraron una gran cueva. Al entrar, se encontraron con un majestuoso jaguar.

"¿Quién interrumpe mi siesta?", preguntó Joaquín, con voz grave.

"Soy la princesa Jazmín, y he perdido mi collar. Necesito la letra 'J' de mi collar, ¡que creo que tú tienes!"

"Oh, sí. Lo vi entre unas hojas brillantes. Creí que era una joya especial también. Pero no quiero devolverlo. Es muy bonito", dijo Joaquín con picardía.

"Entiendo que te guste, pero es un símbolo de mi nombre. Si me lo devuelves, te prometo que te llevaré conmigo algún día a una fiesta en el palacio". La propuesta de Jazmín fue tentadora.

"¡Eso suena genial! Entonces aquí tienes, Jazmín, tu letra 'J'." Y Joaquín le devolvió la letra, con una sonrisa.

Jazmín, aliviada, colocó la última inicial en su collar.

"No puedo creerlo. ¡Lo encontré!", gritó con alegría.

Los animales aplaudieron y celebraron su victoria.

"No fue solo mi collar, también hice nuevos amigos en esta aventura".

Jazmín regresó al palacio, feliz y satisfecha. Había aprendido que, aunque a veces las cosas se pierden, en su búsqueda se pueden encontrar otras cosas igualmente valiosas: la amistad y la solidaridad.

Y así, cada vez que se miraba en su collar, no solo recordaba su nombre, sino también a todos sus amigos que la acompañaron en su viaje.

FIN.

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