El viaje de José María y la estrella dorada
Era un día radiante en el pequeño pueblo de Los Coloridos, donde vivía un niño llamado José María. Desde que tenía memoria, había soñado con aventuras. Un día, mientras exploraba el bosque cercano, encontró algo brillante entre las hojas. Al acercarse, vio que era una estrella dorada.
"- ¡Guau! ¡Una estrella!" exclamó José María, sus ojos brillando con emoción.
La estrella comenzó a hablar: "- Hola, José María. Soy la estrella dorada de la amistad, con el poder de conceder un deseo. Pero primero, debes aprender el verdadero valor de la amistad."
"- ¿Qué debo hacer?" preguntó José María, intrigado.
"- Deberás ayudar a algunos de tus amigos y demostrar que la amistad se basa en el respeto y la solidaridad. Te llevaré a tres situaciones donde deberás actuar como amigo."
Sin dudar, José María aceptó el reto. La estrella lo llevó a la primera escena: su amiga Carla estaba triste porque su perro había desaparecido.
"- No te preocupes, Carla. Encontraremos a tu perro juntos. ¡Te ayudaré!" le dijo José María.
Ellos comenzaron a buscar por el parque y preguntaron a los vecinos. Finalmente, encontraron al perro escondido detrás de un árbol. Carla se llenó de alegría: "- ¡Gracias, José María! No sé qué haría sin ti."
"- Siempre estaré aquí para ayudarte. Eso es lo que hacen los amigos," respondió con una sonrisa José María.
La estrella brilló más, pero no era el momento de pedir su deseo. La siguiente situación los llevó a la escuela, donde su compañero Lucas estaba siendo acosado por algunos chicos.
"- Lucas, no tienes que soportarlo solo. Yo estoy contigo," dijo José María, acercándose a él.
"- Pero tienen miedo de ellos..." dudó Lucas.
"- Si nos unimos, somos más fuertes. Haremos que paren." juntos se acercaron a los que estaban molestando a Lucas.
"- ¡Basta! No es divertido hacer sentir mal a alguien. Si quieren jugar, deben hacerlo con respeto," dijo José María con determinación. Los otros niños miraron su valentía y se dieron cuenta de lo que habían estado haciendo.
"- Tenés razón. Lo sentimos, Lucas," dijeron finalmente.
José María sintió una gran satisfacción al ayudar a su amigo. La estrella brilló de nuevo, emocionada por su valentía, pero aún no era el final.
Finalmente, la estrella llevó a José María a un río. Allí, vio a un anciano luchando por cruzar, deseando que alguien le diera una mano.
"- ¡Abuelo! Permítame ayudarle," dijo José María, corriendo desde la orilla.
"- Muchas gracias, muchacho. A veces, uno siente que la vida se le hace difícil," respondió el anciano.
José María, con mucho cuidado, ayudó al anciano a cruzar el río. "- Siempre debemos ayudar a los que lo necesitan. Cada uno de nosotros puede hacer una diferencia," le dijo con sinceridad.
Cuando el anciano llegó al otro lado, se dio la vuelta y le dio una sonrisa. "- Hay un gran corazón en vos, pibe. Nunca dejes de ayudar a los demás." La estrella dorada brilló intensamente, y un camino de luz apareció ante José María.
"- Has demostrado que entiendes el poder de la amistad. Ahora, te concederé tu deseo," dijo la estrella.
"- ¡Quiero ser valiente y sabio como un buen amigo!" exclamó.
"- Tu deseo ha sido concedido. Recuerda, el valor y la sabiduría se construyen cada día, ayudando y cuidando a tus amigos."
Al volver a su hogar, José María se sintió diferente. Había aprendido que la verdadera amistad se basa en la ayuda, el respeto y la solidaridad. Y así, cada vez que alguien le pedía ayuda, José María estaba allí, dispuesto y feliz. Desde entonces, en Los Coloridos, se recordaría al niño con el corazón más grande entre todos, y la estrella dorada se convirtió en su compañera en cada aventura. Y lo más importante, supo que el verdadero tesoro lo llevaba dentro de él, donde los valores siempre brillan con más fuerza.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.