El viaje de Juan con la mariposa


Juan era un niño muy divertido y creativo. Le encantaba pasar tiempo en la plaza, corriendo, saltando y jugando con su pelota.

Pero hoy se encontraba solo y aunque intentó jugar por su cuenta, no era lo mismo sin sus amigos. - Qué aburrido es estar solo -se quejó Juan mientras pateaba su pelota contra el suelo. Sin embargo, algo inesperado iba a cambiar el rumbo de su día solitario.

De repente, una pequeña mariposa azul voló hacia él y se posó sobre su hombro. - ¡Hola amiguita! -exclamó Juan emocionado al verla allí-. ¿Quieres jugar conmigo? La mariposa pareció asentir con la cabeza antes de desplegar sus alas y comenzar a volar alrededor de Juan.

Él rió feliz mientras intentaba seguirla por toda la plaza. - ¡Eres muy rápida! -dijo tratando de atraparla sin éxito.

De repente, la mariposa azul desapareció detrás de un árbol y cuando Juan llegó allí, descubrió que ella había dejado una pequeña flor roja en el suelo. Sin pensarlo dos veces, él decidió seguir las pistas que la mariposa le estaba dejando para encontrar más flores por toda la plaza.

Así comenzó una aventura mágica para Juan en donde tuvo que usar toda su imaginación para encontrar cada flor escondida. Encontró flores debajo del banco del parque, detrás de los arbustos e incluso dentro del estanque donde los patos nadaban felices.

Con cada nueva flor que encontraba, la mariposa azul volvía a aparecer para guiarlo hacia la siguiente pista. - ¡Esto es lo mejor que me ha pasado en todo el día! -exclamó Juan emocionado mientras seguía buscando flores.

Cuando finalmente encontró todas las flores, Juan se dio cuenta de que había algo más detrás de este juego. Junto con las flores, la mariposa le había dejado una pequeña carta escrita en papel de colores brillantes que decía:"Querido Juan, Hoy aprendiste algo muy importante.

Aunque parezca que estás solo, siempre hay alguien o algo esperándote para divertirse y aprender juntos. No te rindas nunca y sigue explorando el mundo con curiosidad y alegría.

Con cariño, La mariposa azul"Juan sonrió al leer estas palabras y guardó la carta en su bolsillo antes de salir corriendo hacia su casa para mostrarle a su mamá todas las flores que había encontrado.

Desde ese día en adelante, Juan supo que aunque sus amigos no siempre pudieran estar allí para jugar con él, siempre tendría a la naturaleza como compañera fiel de aventuras y diversión. Fin.

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