El viaje de Juan hacia la sanación


Había una vez un niño llamado Juan, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos. A Juan le encantaba explorar la naturaleza, descubrir nuevos animales y plantas, y sentir el viento fresco en su rostro.

Un día, mientras iba en bicicleta por un camino sinuoso cerca del bosque, ocurrió algo inesperado. Un auto descontrolado apareció de la nada y chocó contra Juan, dejándolo inconsciente en el suelo.

Los médicos hicieron todo lo posible para salvarlo, pero Juan cayó en un profundo coma. En ese estado de inconsciencia, Juan se sumergió en un mundo de ensueño donde todo era posible.

Se encontró caminando por un bosque mágico lleno de árboles parlantes y animalitos amigables que lo guiaban hacia una montaña imponente. Al acercarse a la montaña, escuchó una voz melodiosa que le susurraba al oído: "-Juan, has llegado al lugar donde los sueños se hacen realidad.

Aquí encontrarás la clave para despertar y volver a tu vida". Intrigado y emocionado, Juan siguió las indicaciones de la voz y comenzó a subir la empinada montaña.

En cada paso que daba, recordaba momentos felices de su infancia, como jugar con sus amigos en el parque o ayudar a su abuela en el jardín. Finalmente, llegó a la cima de la montaña y se encontró con un espejo gigante que reflejaba su imagen.

Pero esta vez no era solo él; también veía a su familia sonriente y a sus amigos celebrando su recuperación. "-Juan", dijo la voz melodiosa desde lo alto,"la fuerza para despertar está dentro tuyo. Debes recordar quién eres realmente y cuánto amor te rodea".

Con lágrimas en los ojos pero con determinación en el corazón, Juan miró fijamente su reflejo en el espejo y pronunció las palabras mágicas: "Soy valiente, soy amado y estoy listo para despertar".

En ese instante, una luz brillante envolvió a Juan mientras sentía cómo su cuerpo se llenaba de energía positiva y esperanza. De repente, abrió los ojos lentamente en la habitación del hospital donde estaba siendo tratado.

Los médicos no podían creer lo que veían: ¡Juan había despertado del coma! Su familia irrumpió en llanto de alegría al verlo sonreír débilmente pero con determinación. Desde ese día, Juan supo apreciar aún más cada momento de su vida.

Recordaba con cariño aquel sueño mágico que le enseñó que nunca debemos perder la fe ni olvidar el poder del amor propio para superar cualquier adversidad. Y así fue como Juan volvió a ser parte activa del mundo real pero llevando consigo las enseñanzas valiosas de su sueño transformador.

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