El Viaje de Kusi y su Amigo Ché



Era un día radiante en la ciudad de La Paz, donde un pequeño niño llamado Kusi soñaba con aventuras. Kusi, cuyo nombre significa ‘feliz’ en quechua, era un niño curioso y audaz, siempre en busca de algo nuevo para explorar. Un día, mientras caminaba por el mercado, escuchó un sonido peculiar. Era Ché, un loro parlante que vivía en una jaula en la casa de una anciana. Ché sabía muchas palabras en diferentes idiomas.

"¡Hola, Kusi!" - gritó Ché con voz estridente.

"¡Hola, loro! ¿Por qué hablas así?" - preguntó Kusi.

"Porque he viajado por el mundo y he aprendido a comunicarme en muchas lenguas. ¿Te gustaría venir conmigo en una aventura?" - contestó Ché emocionado.

Kusi, iluminado por la idea, asintió con entusiasmo.

Así comenzó su aventura. Ché desplegó sus alas y guió a Kusi fuera de la ciudad.

“Primero vamos a la selva azteca,” dijo Ché, “donde hablaremos náhuatl. ¡Sigue mis pasos!"

“¿Náhuatl? ” murmuró Kusi.

A medida que llegaron a la selva, se encontraron con un grupo de niños.

"¡Hola!" - les saludó Ché. "¿Cómo se dice 'amigo' en náhuatl?"

"¡Cámara!" - respondieron.

Kusi sonrió, aprendiendo palabras nuevas. Jugó con los chicos y, mientras jugaban, Ché dijo:

"Ahora, ¡vamos a la playa, vamos a practicar un poco de español!"

En la playa, conocieron a una familia que hablaba español con acento argentino.

"¿Me das la pelota?" - le pidió Kusi a un niño que estaba cerca.

"¡Sí!" - le respondió el niño.

Kusi y Ché también aprendieron algunas palabras en guaraní de una abuela que vendía tortas en la orilla.

"Aña ne’ẽ“ significa ‘que tengas un buen día’ en guaraní – ella dijo.

Kusi sentía que el mundo se llenaba de colores, porque cada idioma tenía su propio brillo. A medida que el sol comenzaba a caer, Ché sugirió que siguieran viajando hacia los Andes.

"Allí conoceremos a un maestro que habla aymara. ¡Vámonos!" - exclamó.

Cuando llegaron a un pequeño pueblo andino, Kusi se sintió asombrado por la belleza de las montañas. Había un anciano que estaba sentado afuera de su casa.

"¡Hola, niño! ¿Quieres aprender algo?" - le dijo el anciano.

Kusi asintió con fuerza.

"Significa ‘luz’ en aymara, para demostrar que cada palabra es un rayo de sol", le explicó el anciano mientras con su mano hacía la forma de una lumbre.

"Estoy aprendiendo para contarle a todos mis amigos sobre la diversidad de palabras" - dijo Kusi con alegría.

Ché sonrió al escuchar esto. El día había sido emocionante, pero aún les quedaba una última aventura.

"Regresemos a la ciudad, ¡hoy hay un festival de las culturas! ¡Podría haber muchas más sorpresas allí!" - exclamó.

Cuando llegaron al festival, Kusi sintió una gran energía. La música sonaba y la gente bailaba mientras se intercambiaban palabras en distintos idiomas: —"Merhaba" , —"Bonjour" , —"Hello" , y muchas más.

"Mirá, Kusi, ¡ahí hay una representación teatral!" - apuntó Ché.

Mientras observaban la actuación, Kusi se dio cuenta de que todos podían entenderse a pesar de las diferencias.

"La diversidad lingüística es como el cielo lleno de estrellas, cada una brilla de manera única, pero todas juntas forman un hermoso universo" - dijo Kusi, reflexionando.

Al final del día, exhausto pero feliz, Kusi miró a Ché y le agradeció.

"Gracias, Ché, por enseñarme tanto sobre las lenguas y la amistad".

"Siempre habrá más palabras y amigos para conocer, Kusi. Recuerda, la diversidad nos hace únicos. ¡Hasta la próxima aventura!" - respondió Ché mientras se posaba en su hombro.

Así, Kusi volvió a casa, no solo con nuevas palabras, sino con un corazón lleno de amistad y conocimiento, listo para compartir todo lo aprendido con sus amigos y su familia, celebrando siempre la diversidad lingüística.

Fin.

FIN.

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