El Viaje de la Banda Folclórica



Un grupo de bailarines folclóricos de un pequeño pueblo argentino se preparaba con entusiasmo para su viaje a Santiago del Estero. Habían trabajado duro durante meses y finalmente habían llegado a la competencia de bailarines jóvenes. Sin embargo, al llegar al colectivo, algo terrible sucedió.

"¡Vamos, chicos! ¡El colectivo nos espera!" - gritó María, la directora del grupo, mientras se aseguraba de que todos tuvieran sus trajes bien colocados.

"¡Listo! Soy el más rápido!" - exclamó Juan mientras corría hacia el colectivo.

Pero en medio de la emoción, Carlitos, el más pequeño del grupo, quedó atrás, recolectando algunas flores para decorar su sombrero. Cuando el colectivo comenzó a moverse, se dio cuenta del error.

"¡Espera!" - gritó Carlitos, corriendo detrás del colectivo.

Desafortunadamente, el colectivo ya estaba lejos.

"Ay no, me olvidé a Carlitos" - dijo María con angustia.

"¡No podemos volver! ¡La competencia comienza pronto!" - argumentó Juan, preocupado por el tiempo.

"Pero él es parte del grupo. No podemos dejarlo atrás. Fue él quien siempre creyó en todos nosotros" - se preocupó Sofía.

Como en cada historia, las decisiones son difíciles.

María se encontró en una encrucijada.

"Chicos, debemos decidir. ¿Volvemos a buscar a Carlitos o seguimos adelante?"

Los demás comenzaron a hablar entre sí.

"Si ganamos, podemos dedicar el premio a Carlitos" - dijo Juan.

"Pero ganar sin él no tendría sentido. ¡A él también le encanta bailar!" - se quejó Sofía.

Después de un rato de discusión, decidieron volver.

"Está bien, vamos a buscarlo. La competencia puede esperar" - decidió María.

Rápidamente, el colectivo dio la vuelta y regresaron al lugar donde habían dejado a Carlitos. Al llegar, lo encontraron sentado en una piedra, mirando las flores con tristeza.

"El colectivo se fue sin mí..." - murmuró Carlitos.

"¡Lo sentimos, nunca debimos dejarte!" - dijo María, abrazándolo.

"Pensamos en el concurso, pero tú eres parte de nuestro grupo, y eso es lo más importante" - agregó Sofía.

Juntos, subieron al colectivo esta vez, y se sintieron aliviados de estar todos juntos. Aunque llegaron tarde a la competencia, el organizador de la competencia los vio llegar con entusiasmo y les ofreció la oportunidad de participar.

"¡Nosotros estamos listos!" - gritó Carlitos, ahora lleno de energía.

La banda subió al escenario y comenzó a bailar. Todos los movimientos eran perfectos, llenos de alegría y energía. La multitud los aplaudió con alegría, y al final, se llevaron el premio a bailarines revelación.

"Esto no hubiera pasado sin la decisión de volver a buscarte, Carlitos" - dijo Juan, mientras levantaban el trofeo.

"¡Gracias, chicos! ¡Hicimos lo correcto!" - respondió Carlitos con una sonrisa enorme.

Con los corazones llenos de felicidad y camaradería, regresaron a casa, sabiendo que el verdadero premio no era solo el trofeo, sino la amistad y el apoyo que se brindaban entre sí.

Así, cada uno aprendió que lo más importante en cualquier viaje no solo son las metas, sino el camino y las personas que te acompañan.

FIN.

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