El Viaje de la Comida Mágica



Había una vez en el colorido pueblo de Frutal, un grupo de niños que disfrutaban de jugar en el parque y correr por las calles. Sin embargo, había uno llamado Tomi que cada día comía solo golosinas y comida rápida. Un día, mientras jugaban al escondite, Tomi se sintió cansado y no podía seguir el ritmo de sus amigos. Su mejor amiga, Lila, se dio cuenta y se acercó a él.

"¿Por qué estás tan cansado, Tomi?" - preguntó Lila.

"No sé, tal vez porque comí muchas galletitas y papas fritas" - respondió Tomi, un poco avergonzado.

Lila sabía que la alimentación era importante, así que decidió compartir un secreto.

"Tomi, hay una comida mágica que te da energía y te hace sentir fuerte" - dijo Lila con una sonrisa.

Tomi, intrigado, se acercó ansioso y preguntó:

"¿Qué comida es esa?"

"¡Las frutas y verduras! Si quieres tengo un mapa que nos llevará al Bosque de la Comida Mágica" - afirmó Lila.

Tomado por la curiosidad, Tomi aceptó. Lila le entregó un viejo mapa, dibujado con lápices de colores, que mostraba un camino lleno de imágenes de frutas y verduras. Juntos partieron hacia el bosque, donde el aire olía a frescura y la luz del sol iluminaba todo. Sin embargo, al poco andar se encontraron con un obstáculo.

A la entrada del bosque había un gigante guardián llamado Verdulino, que solo dejaba pasar a quienes conocieran el poder de la comida nutritiva.

"¡Alto!" - gritó Verdulino, con voz temblorosa. "¿Qué saben sobre la comida mágica?"

Tomi se sintió nervioso, pero Lila lo animó.

"Vamos, Tomi. ¡Dígale lo que aprendiste!"

"Um... estoy aprendiendo que las verduras y frutas son buenas para tener energía y crecer fuertes" - dijo Tomi, dudando al principio.

"Correcto, pequeño, pero dame un ejemplo de cómo te ayudarán" - replicó Verdulino, cruzando sus brazos.

Tomi pensó un momento.

"Si como una manzana, puedo correr más rápido y jugar mucho tiempo sin cansarme. ¡Y eso sería genial!"

Verdulino sonrió y les permitió pasar.

"Adelante, niños. Aquí encontrarán todo lo que buscan" - les dijo, mientras los dejaba pasar.

Al entrar al bosque, se encontraron con un increible espectáculo. Había árboles con ramas llenas de frutas brillantes y un río que fluía con jugos naturales. Allí, conocieron a la Hada de la Alimentación, quien les explicó la importancia de cada comida.

"¡Hola, pequeños aventureros! Bienvenidos al Bosque de la Comida Mágica. Aquí, cada fruta y verdura que vean los ayudará a crecer sanos y fuertes. ¡Toma, un batido de frutas para que prueben!" - dijo la Hada, entregándoles un vaso colorido.

Tomi dudó un minuto, pero decidió probarlo.

"¡Esto está delicioso!" - exclamó mientras sonreía de oreja a oreja.

"¿Ves? Ahora saben lo que se siente tener energía de verdad" - le dijo Lila emocionada.

Pasaron el día en el bosque, probando diferentes frutas y verduras, aprendiendo sobre sus beneficios. A medida que el sol comenzaba a ponerse, Tomi se dio cuenta de que se sentía más fuerte y feliz.

"Nunca pensé que la comida sana podría hacerme sentir así" - confesó Tomi.

"Es porque tu cuerpo te lo agradece y te da más energía para jugar y aprender" - respondió Lila.

Cuando regresaron a casa, Tomi decidió contar a sus amigos y su familia lo que había aprendido. Comenzó a comer frutas y verduras todos los días, y pronto se sintió más enérgico y contento.

Al final, Tomi se convirtió en un ejemplo a seguir en su barrio. Todos los niños querían probar la comida mágica de la que él hablaba. Y así, el pueblo de Frutal se llenó de risas y energía positiva, gracias a la magia de una alimentación saludable.

Desde entonces, Tomi siempre recordaba que una buena alimentación era la clave para disfrutar de cada aventura. Todos se dieron cuenta de que la verdadera magia estaba en lo que comían, y prometieron cuidarse unos a otros.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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