El Viaje de la Esperanza



En un pequeño pueblo costero llamado Marisol, vivía una niña llamada Lila. A Lila le encantaba el mar. Pasaba horas construyendo castillos de arena y recogiendo conchitas en la orilla. Sin embargo, Lila tenía un secreto: a veces, se sentía triste y pensaba que no valía la pena vivir si no podía ser feliz todos los días.

Una tarde, mientras el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, Lila se sentó en la playa a contemplar las olas.

"¿Por qué hay días en que me siento tan sola?" - se preguntó Lila en voz alta.

Un delfín que saltaba cerca la escuchó y se acercó.

"No estás sola, Lila, siempre hay algo por lo que vale la pena vivir" - dijo el delfín, agitando su cola.

"¿En serio? A veces creo que el mundo es muy complicado y que no tengo un lugar en él" - respondió Lila, un poco desconcertada.

"Cada uno de nosotros tiene un propósito y, aunque a veces no lo veamos, podemos encontrar alegría en las cosas más simples. ¿Alguna vez has pensado en tus sueños?" - preguntó el delfín.

"Mis sueños... no sé, nunca lo había pensado" - dijo Lila, mirando el agua.

El delfín le propuso un viaje.

"Ven, viajemos a altamar y te mostraré la belleza que hay en el mundo" - dijo el delfín con entusiasmo.

Lila dudó un instante, pero la curiosidad la invadió.

"¡Está bien!" - exclamó, y se lanzó al agua, donde el delfín la llevó a un lugar mágico.

Navegaron por el vasto océano y, mientras se alejaban de la costa, Lila pudo ver cosas asombrosas: bancos de peces de colores brillantes, islas llenas de árboles que parecían saber bailar con el viento, y hasta una hermosa tortuga que nadaba tranquilamente.

"¡Mirá!" - gritó el delfín.

Lila se asomó a un arrecife de coral y se maravilla ante la diversidad de vida marina.

"Esto es increíble, nunca había visto nada igual" - dijo, con ojos deslumbrados.

"¿Ahora ves? Hay tanta belleza en el mundo, Lila. La vida siempre tiene algo nuevo que ofrecer, incluso en los momentos difíciles" - le explicó el delfín.

"Pero… y si algún día me hundo en la tristeza, ¿qué haré?" - preguntó Lila.

"Puedes recordar este lugar. Recuerda que la tristeza es parte de la vida, pero también lo es la esperanza y la alegría. Siempre puedes volver a encontrarte contigo misma" - le dijo el delfín, sonriendo.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el horizonte de naranjas y rosas, Lila sintió que el peso en su corazón se aliviaba.

"Gracias, amigo delfín. Ahora sé que siempre habrá algo por lo que luchar" - asintió, con una sonrisa iluminada por el sol del atardecer.

De pronto, un fuerte oleaje apareció, y el delfín la llevó de regreso a la orilla.

"Recuerda, Lila, la vida es como el mar. A veces hay tormentas, pero siempre vuelven los días soleados. Nunca dejes de soñar y busca siempre lo que te hace feliz. ¡Nos veremos de nuevo!" - dijo mientras se sumergía en las profundidades.

Lila salió del agua llena de alegría y con una nueva perspectiva sobre la vida.

Desde ese día, cada vez que se sentía triste, cerraba los ojos y recordaba su viaje en altamar.

Sabía que había un mundo lleno de maravillas y que, ante todo, siempre había un motivo para seguir adelante.

Y así, Lila aprendió que la vida, aunque tuviera sus altibajos, siempre era un viaje que valía la pena recorrer.

FIN.

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