El viaje de la estatua buscadora de pantalones
En un museo de la ciudad, había una hermosa estatua de un joven llamado Lucas, quien siempre había deseado probarse unos pantalones. Cansado de estar inmóvil y sin ropas, una noche decidió escapar en busca de su anhelado deseo. Así, con pasos torpes, se deslizó sigilosamente por las calles, buscando desesperadamente una tienda de ropa. Pero la ciudad estaba oscura y no tenía idea de a dónde ir. Entonces, en su búsqueda, se encontró con otras estatuas en la plaza central.
"Hola, ¿pueden ayudarme? Estoy buscando unos pantalones para poder ser como los humanos", preguntó Lucas a las estatuas. Ellas, sorprendidas, decidieron ayudarlo y le indicaron que visitara al hada del bosque, quien podría concederle su deseo de convertirse en humano.
Con esperanza, Lucas partió hacia el bosque y, tras mucho caminar, encontró al hada. Con una sonrisa, ella lo escuchó y, con un toque de su varita mágica, convirtió a Lucas en un niño humano. Emocionado pero confundido, Lucas no sabía cómo volver al museo. Decidió emprender un viaje hacia un nuevo pueblo, donde encontró a un mago llamado Anselmo.
"Hola, soy Lucas, una estatua que anhela ser nuevamente una estatua. Pero ahora soy un niño humano y no sé cómo hacerlo", explicó Lucas al mago.
El amable mago, con bondad en sus ojos, le prometió ayudarlo. Juntos emprenderían un viaje de aprendizaje, en el que Lucas descubriría que, a pesar de extrañar su forma de estatua, disfrutaba de la libertad y las aventuras que la vida humana le ofrecía. Con el tiempo, el mago encontró una manera de devolver a Lucas a su forma original, pero él decidió seguir siendo humano, sabiendo que siempre conservaría su esencia.
De este modo, Lucas aprendió que la verdadera magia estaba en la aceptación de uno mismo y en la valentía de enfrentar los cambios. Y así, aún como un niño humano, regresó al museo, donde ahora contaba su historia a las demás estatuas, inspirándolas a vivir sus propias aventuras y a abrazar sus deseos más profundos.
FIN.