El viaje de la familia Cáceres
Había una vez, en el invierno de 1899, una pareja llamada Marta y Antonio Cáceres que esperaba la llegada de su primer hijo. Vivían en un pequeño pueblo en Argentina, pero su tranquilidad se vio interrumpida cuando recibieron la noticia de que debían abandonar su hogar debido a la sobrepoblación y la necesidad de los países por buscar nuevos lugares para comerciar.
"¡Antonio, no sé qué haremos! Estamos a punto de tener a nuestro bebé y ahora tenemos que dejar todo atrás", exclamó Marta con preocupación.
"Tranquila, mi amor. Encontraremos una solución. Siempre lo hemos hecho", respondió Antonio con determinación.
Decidieron emprender un viaje hacia tierras desconocidas en busca de un nuevo hogar. Empacaron lo poco que tenían y se despidieron con nostalgia de su pueblo y de sus seres queridos.
El camino fue largo y difícil, pero la valentía y el amor que sentían el uno por el otro les daban fuerzas para seguir adelante. En su travesía, conocieron a otras familias que también buscaban un lugar donde establecerse.
Un día, mientras descansaban junto a un río, conocieron a un anciano sabio que les dijo:
"No teman, queridos amigos. El mundo es grande y lleno de oportunidades. Si siguen unidos y con esperanza, encontrarán su destino".
Animados por las palabras del anciano, Marta y Antonio continuaron su viaje con renovado ánimo. Pasaron por montañas, bosques y valles, enfrentando desafíos y superando obstáculos, pero siempre juntos.
Finalmente, después de mucho esfuerzo, llegaron a un hermoso valle donde la naturaleza florecía y la vida parecía más tranquila. Allí decidieron echar raíces y construir su nuevo hogar.
A medida que pasaba el tiempo, la pareja fue acogida por la comunidad del valle, encontraron trabajo y se prepararon para la llegada de su bebé. El amor que se tenían y su valentía para enfrentar la adversidad les había llevado a encontrar un lugar donde formar su familia.
Y así, en una fría tarde de otoño, Marta y Antonio dieron la bienvenida a su pequeño hijo, al que llamaron Mateo. Su historia era un ejemplo de amor, valentía y esperanza para todos aquellos que, como ellos, habían emprendido un viaje en busca de un nuevo hogar.
FIN.