El viaje de la gota de felicidad



En un pequeño pueblo rodeado de montañas vivía una gota de agua llamada Felicidad. Era una gota muy especial, ya que en su interior guardaba el poder de hacer feliz a cualquier ser vivo que la tocara.

Un día, Felicidad decidió emprender un viaje a lo largo del mundo para llevar alegría a todas partes. "¡Tengo una misión muy importante!", exclamó Felicidad mientras se deslizaba por un arroyo cristalino.

Durante su viaje, la gota de felicidad conoció a una hormiguita llamada Tita, quien estaba cansada de buscar comida para su hormiguero. Felicidad decidió ayudar a Tita llevándole un grano de maíz gigante que encontraron juntas. Tita se puso tan feliz que su alegría se esparció por todo el hormiguero.

"¡Gracias, Felicidad! Nunca olvidaré tu bondad", dijo Tita con una sonrisa. Al continuar su viaje, Felicidad conoció a un pajarito llamado Pepo, quien estaba triste porque había perdido su nido en una tormenta.

Felicidad lo reconfortó y juntos construyeron un nuevo nido, lleno de hojas suaves y ramitas cálidas. Pepo se sintió tan contento que cantó la canción más alegre que nadie hubiera escuchado. "¡Gracias, Felicidad! Eres realmente maravillosa", trinó Pepo desde su nuevo nido.

Así, Felicidad recorrió bosques, valles y océanos, llevando alegría a todos los seres que encontraba en su camino. Hasta que un día, al llegar a la ciudad, se encontró con un niño llamado Max, quien estaba triste porque no tenía con quien jugar.

Felicidad se acercó a Max y lo llenó de alegría con su cálido y brillante brillo. Max se sintió tan feliz que decidió compartir su alegría con otros niños que estaban solos, creando un gran círculo de risas y juegos.

Desde entonces, Felicidad supo que su misión había sido cumplida. Había llevado alegría a todos los rincones del mundo y, al hacerlo, había enseñado a otros a hacer lo mismo.

Con una última mirada radiante, Felicidad se despidió, sabiendo que su brillo seguiría iluminando corazones en todas partes. Y así, la pequeña gota de felicidad siguió su viaje, dejando un rastro de sonrisas y esperanza a su paso.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!