El Viaje de la Mariposa



Había una vez en un hermoso jardín, una oruga llamada Lila. Lila era muy curiosa y pasaba sus días explorando cada rincón del jardín y conversando con los demás insectos.

Un día, mientras paseaba, Lila se encontró con una sabia anciana mariposa llamada Abuela Violeta.

"¡Hola, Lila!" - saludó con una sonrisa.

"¡Hola, Abuela Violeta! ¿Cómo es que siempre estás tan feliz?" - preguntó Lila.

"Porque he vivido muchas etapas en mi vida y cada una tiene su propia belleza."

Lila frunció el ceño. No entendía a qué se refería.

"¿Qué querés decir?" - inquirió.

"Verás, querida, yo también fui una oruga como vos. Pasé por diferentes fases, y cada una fue especial. Puedes aprender a disfrutar de cada momento." - explicó Violeta.

Intrigada, Lila le pidió a la mariposa que le contara más sobre su vida. Violeta comenzó su relato:

"Recuerdo cuando era una pequeña oruga. Me movía lentamente y comía muchas hojas. Aunque era frustrante no poder volar, disfrutaba del sol en mi piel y de la frescura de cada hoja que probaba."

"Pero a veces quería crecer más rápido, Abuela Violeta. Me aburre ser una oruga, quiero ser una mariposa ahora mismo!" - exclamó Lila, ansiosa.

"Es normal sentir eso, querida. Pero, ¿qué creés que pasaría si no esperás a que llegue la etapa de ser mariposa?" - preguntó Violeta con voz amable.

"No sé... ¿Quizás me perdería de cosas lindas?" - respondió Lila, pensativa.

Violeta sonrió y continuó su historia:

"Sí, Lila. Al crecer, me envolví en un capullo y pasé un tiempo ahí, completamente atrás del telón. Fue oscuro y solitario, pero también fue un tiempo de transformación. Aprendí a ser paciente y a tener fe en el proceso. Sin el capullo, nunca hubiera podido volar."

Lila escuchó con atención, y cada palabra de la mariposa llenaba su mente de preguntas y emociones.

"¿Y cuándo te convertiste en mariposa?" - preguntó Lila, con los ojos brillantes.

"Fue después de un rato. Cuando finalmente emergí, sentí una alegría inmensa. Mis alas eran grandes y coloridas, pero necesitaron tiempo para estar listas. Y aunque extrañaba ser una oruga, descubrí que podía ver el mundo desde lo alto, tocar las flores y danzar con el viento. Esa libertad era indescriptible."

Lila se puso contenta, pero también se sintió un poco triste, ya que tenía que esperar bastante para convertirse en mariposa.

"Ya sé lo que quiero ser, ¡una mariposa fugaz!" - proclamó Lila.

"No te apresures, pequeña. Cada etapa tiene su propio encanto. Valora el presente y lo que tenés ahora. Cada momento te enseñará algo nuevo" - le aconsejó Violeta con ternura.

Decidida a disfrutar de su vida en el jardín, Lila empezó a jugar con sus amigos, ver el sol, sentir el viento en su cuerpo y aprender todo sobre las hojas que tanto le gustaban.

Entonces, un día, notó que estaba un poco más grande, y que sus colores estaban cambiando. ¡Su capullo se acercaba! La mariposa radiante la observaba con orgullo.

Después de un tiempo de espera, Lila se sintió lista para hacer su transformación. Se enrosco en una hoja y se envolvió en su capullo. Fue un proceso fascinante y misterioso.

Una mañana, sintió que era el momento. Con esfuerzo, rompió su capullo y emergió deslumbrante con hermosas alas de colores.

"¡Lo logré!" - exclamó Lila, mirando al cielo.

"¡Lo hiciste, querida! Ahora vamos a volar," - dijo Abuela Violeta con alegría.

Desde ese día, Lila y Violeta surcaron los cielos juntas, disfrutando de la belleza de la vida, sabiendo que cada etapa que vivieron las llevó hasta ese brillante momento. Lila aprendió que no solo se trataba de ser una mariposa, sino de valorar cada fase de la vida.

Y así, Lila descubrió algo importante: las etapas de la vida no son solo tiempos de cambio, sino momentos de aprendizaje y alegría que hay que abrazar con el corazón abierto.

Fin.

FIN.

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