El Viaje de la Mariposa Azul
En un hermoso jardín, vivía una mariposa azul llamada Margarita. Ella siempre soñaba con volar más allá del jardín y explorar el mundo.
Un día, decidió emprender un viaje hacia la montaña que se veía a lo lejos, seguramente encontraría aventuras espectaculares. '-¿Adónde vas, Margarita?', le preguntó una abeja trabajadora. '-Me voy a explorar la montaña, quiero ver qué hay más allá', respondió Margarita. '-Ten cuidado, el camino puede ser peligroso', advirtió la abeja.
Pero Margarita estaba decidida, despacio se alejó del jardín, con el deseo de conocer lo que había allí. Cuando llegó al pie de la montaña, bien se dio cuenta de que el ascenso sería complicado.
Pero, con determinación, comenzó a subir adelante, paso a paso, sin detenerse. Luego de mucho esfuerzo, llegó a la cima. Allí, se encontró con una familia de mariposas migratorias que viajaban hacia tierras lejanas. '-¿Qué hacen por aquí?', les preguntó Margarita curiosa.
'-Estamos en busca de un nuevo hogar, el invierno se acerca y necesitamos encontrar un lugar seguro', explicó la mariposa mayor. Margarita, que nunca había escuchado sobre la migración de mariposas, se maravilló con la historia. '-¿Puedo unirme a ustedes en su viaje?', preguntó con entusiasmo.
La mariposa mayor le sonrió y le dijo: '-Quizás, si estás dispuesta a atravesar desafíos y aprender, podrías ser una gran compañera de viaje. Tal vez podrías descubrir tu propio destino en el camino'.
Emocionada con la idea de explorar tierras lejanas, Margarita aceptó el desafío. Durante su viaje, enfrentaron tormentas, vientos fuertes y obstáculos inesperados, pero juntas superaron cada dificultad. Margarita aprendió a confiar en sus capacidades y a valorar la amistad. Nunca olvidaría las lecciones de las mariposas migratorias.
Finalmente, llegaron a un exuberante valle donde las mariposas encontraron su nuevo hogar. '-Gracias por enseñarme tanto en este viaje. Seguramente nunca olvidaré esta experiencia', agradeció Margarita.
Las mariposas migratorias le dieron un abrazo colectivo y le dijeron: '-Ciertamente, has demostrado ser valiente y perseverante. Nunca olvides que, incluso en los momentos difíciles, siempre puedes volar más alto.' Margarita entendió que el verdadero tesoro del viaje estaba en el crecimiento personal y en las conexiones que había hecho.
Regresó al jardín con un nuevo brillo en sus alas, lista para compartir sus experiencias con los demás y seguir explorando el mundo con nuevos amigos.
FIN.