El Viaje de la Música y el Arte
En un pequeño pueblo llamado Melodía, vivía una niña llamada Clara, que tenía un corazón lleno de amor por la música y la pintura. Todos los días, después de hacer sus tareas, Clara se sentaba en su rincón favorito del jardín, donde había un viejo árbol que le daba sombra. Con su cuaderno y lápices de colores, soñaba en grande mientras daba rienda suelta a su creatividad.
Un día, mientras dibujaba un hermoso paisaje, escuchó un sonido melodioso que provenía de la plaza del pueblo. Intrigada, dejó todo y corrió hacia allá. Al llegar, vio a un grupo de músicos tocando una hermosa melodía. La gente bailaba y reía; era una fiesta de la música. Clara, cautivada por la alegría, empezó a dibujar a las personas y los instrumentos.
"¡Mirá cuántos colores hay en la música!" - exclamó Clara, mientras mezclaba tonos vibrantes en su papel.
De repente, un pequeño niño llamado Tiago se le acercó.
"¿Te gusta la música?" - le preguntó con curiosidad.
"¡Claro!" - respondió Clara, entusiasmada. "La música hace que el mundo sea más bonito. ¿Y a vos?"
"Sí, pero no tengo un instrumento para tocar." - dijo Tiago con un suspiro.
Clara pensó por un momento. Sabía que la música podía hacerse de muchas maneras, no solo con instrumentos.
"¿Por qué no hacemos música con lo que tenemos?" - sugirió ella.
Tiago sonrió y juntos comenzaron a experimentar. Usaron las tapas de las ollas como tambores, latas como maracas y hasta sus voces para crear melodías. La gente se unió a ellos, y pronto el grupo formó una orquesta improvisada, llena de risas y alegría.
Sin embargo, en medio de la diversión, Clara se dio cuenta de que Tiago no parecía tan feliz.
"¿Qué te pasa?" - le preguntó.
"Me encantaría tener una guitarra como la de aquel músico que toca allá y poder tocar canciones preciosas. Pero soy muy pequeño," - respondió Tiago con tristeza.
Clara pensó en lo que podría hacer. Con su amor por el arte, decidió que podían crear una guitarra con materiales reciclados. Se pusieron manos a la obra, buscando cajas, cuerdas viejas y cualquier cosa que pudiera ayudarles.
Después de mucho esfuerzo, lograron construir una guitarra hecha de cartón y cuerdas de hilo. Clara no solo había hecho música, sino que también había descubierto que el arte se podía crear con ingenio.
"Mirá, ya tenemos nuestra propia guitarra. ¡Ahora vamos a tocar!" - exclamó emocionada.
Tiago, con su nueva guitarra en mano, se animó y empezó a tocar una canción inventada. Clara se unió a él con su tambor improvisado. El pueblo se llenó de una nueva melodía que hizo que todos se unieran a bailar.
"¡Esto es increíble!" - gritó Tiago mientras todos aplaudían.
La fiesta duró toda la tarde, y cuando el sol se puso, todos se sintieron parte de algo especial. Clara y Tiago no solo habían hecho música; habían creado una comunidad.
"La música y el arte no solo se encuentran en cosas grandes, sino que también pueden salir de nuestros corazones y lo que tenemos a la mano," - dijo Clara, sonriendo.
Esa noche, cuando Clara volvió a su hogar, se dio cuenta de que el arte y la música son como un abrazo: pueden unir a las personas y hacer que todo sea más hermoso. Desde ese día, Clara y Tiago siguieron explorando juntos, creando música y arte en cada rincón de Melodía, enseñando a todos que el verdadero amor por el arte vive en cada uno de nosotros.
FIN.