El Viaje de la Nube, el Pajarito y el Sol



Érase una vez, en un bosque lleno de colores y vida, tres amigos muy especiales: una nube esponjosa llamada Nimbus, un pajarito alegre llamado Pipo y un sol radiante llamado Solito.

Cada día, Nimbus decidía que era hora de aventurarse, y decía animadamente:

"¡Vamos a explorar el mundo! ¡Hoy será un día lleno de sorpresas!"

Pipo, siempre listo para volar, respondía:

"¡Sí, Nimbus! Con tus suaves brisas y mi canto, ¡será una experiencia única!"

Solito, que iluminaba cualquier lugar por donde pasaba, sonreía y decía:

"Y yo les daré toda mi energía, ¡será un viaje brillante!"

Un día, mientras surcaban los cielos, encontraron un valle donde los colores eran aún más vívidos y los sonidos llenaban el aire de alegría. Decidieron que era un lugar perfecto para aterrizar y disfrutar de un picnic.

Mientras disfrutaban de sus bocadillos, escucharon un llanto cercano. Nimbus, curioso, flotó hacia el sonido.

"¿Quién llora en un lugar tan hermoso?"

Al llegar a un arbusto grande, encontraron a un pequeño ciervo llamado Roco que parecía muy triste.

"¿Por qué lloras, pequeño amigo?" preguntó Pipo con voz suave.

"Me perdí de mi mamá y no sé cómo volver a casa," sollozó Roco.

Los tres amigos se miraron entre sí, y Nimbus, decidida a ayudar, dijo:

"No te preocupes, Roco. ¡Nosotros te ayudaremos a encontrar a tu mamá!"

Roco sonrió un poco, y juntos emprendieron la búsqueda. Nimbus usó su suave brisa para elevarse y mirar desde arriba, mientras Solito iluminaba el camino con sus cálidos rayos para que todo se viera claro. Pipo, con su veloz vuelo, buscaba por los alrededores.

"¡Allí!" gritó Pipo desde lo alto. "¡Veo algo que parece ser su mamá!"

Los amigos siguieron la dirección que indicó Pipo y, efectivamente, encontraron a la mamá cierva cerca de un lago, buscando preocupada a su pequeño.

"¡Mamá!" exclamó Roco mientras corría hacia ella. La alegría en el rostro de la mamá cierva era inmensa.

"¡Oh, Roco! Estaba tan asustada por tu ausencia", dijo la mamá con lágrimas de felicidad en sus ojos.

Nimbus, Pipo y Solito sonrieron al ver la reunión, contentos de haber ayudado.

Roco se volvió hacia ellos y dijo:

"¡Muchísimas gracias, amigos! No sé qué habría hecho sin ustedes."

"Siempre estamos aquí para ayudar a nuestros amigos," respondió Nimbus.

Justo en ese momento, una fuerte brisa sopló y una nube oscura apareció en el horizonte. Nimbus se preocupó.

"¿Qué es eso?"

"No lo sé, pero debemos asegurarnos de que no traiga problemas!" dijo Pipo, recordando su amor por la música y los hermosos colores.

A medida que la nube oscura se acercaba, comenzó a amenazar con una lluvia pesada.

"¡Debemos actuar pronto!" gritó Solito. "¡Voy a iluminar a todo el valle con mi luz!"

Los tres amigos, junto con Roco, se prepararon. Nimbus decidió usar su forma para proteger al valle. Se posicionó frente a la nube oscura y dio lo mejor de sí, diluyendo las gotas pesadas en pequeñas burbujas de alegría.

"¿Pueden ayudarme, amigos? ¡Canten conmigo!" sugirió Pipo.

"¡Sí!" gritaron Nimbus y Solito, y comenzaron a cantar juntos.

Su música era tan hermosa que la nube oscura, asombrada por tanta alegría, comenzó a disiparse. La gente del pueblo, que había escuchado la melodía, se unió también a la fiesta, cantando y danzando.

Al final, la nube oscura se convirtió en suaves gotas de lluvia, que caían como si fueran confeti sobre el valle. La lluvia nutritiva ayudó a las flores a florecer aún más coloridas y brillantes.

"¡Lo logramos!" exclamó Roco emocionado. "¡Gracias por salvar el día!"

Nimbus, Pipo y Solito se abrazaron, felices de haber podido ayudar a un amigo y proteger su hogar.

"Siempre recordaremos este día como uno de los mejores de nuestras vidas," dijo Pipo.

"Y así, juntos, podemos enfrentar cualquier desafío, ¡por siempre!" añadió Nimbus.

Desde ese día, cada vez que veían una nube oscura a lo lejos, sabían que, juntos, podían enfrentar cualquier tormenta con música, luz y amistad.

Así, los tres amigos continuaron sus viajes, volando sobre montañas y ríos, llevando alegría a dondequiera que fueran, mientras la gente sonreía al escuchar el canto de Pipo y ver a Nimbus y Solito brillar en el cielo.

FIN.

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