El Viaje de la Semillita



Érase una vez en un hermoso jardín lleno de colores y fragancias. Allí, entre las flores y los arbustos, vivía una semillita muy curiosa llamada Susi. Susi soñaba con ser una planta grande y fuerte.

Una mañana, mientras descansaba en la suave tierra, escuchó a una mariposa que volaba cerca.

"¡Hola, mariposa!" - saludó Susi.

"¡Hola, Susi! ¿Qué te gustaría ser cuando crezcas?" - preguntó la mariposa.

"Quiero ser una hermosa flor que brille bajo el sol y haga feliz a todos los que me vean" - respondió Susi llena de entusiasmo.

La mariposa sonrió y le explicó a Susi que antes de ser una flor, primero debía pasar por un ciclo mágico.

"Primero, tienes que ser sembrada en la tierra por un jardinero amable".

Susi estaba un poco asustada por la idea de ser plantada, pero sabía que era parte de su sueño. Así que, cuando el jardinero llegó con su pala, Susi se puso muy emocionada.

"¡Esto es el comienzo de mi aventura!" - pensó.

El jardinero hizo un pequeño agujero en la tierra y con mucho cuidado, colocó a Susi en él. Al ser tapada con tierra, Susi se sintió un poco triste porque no podía ver la luz del sol. Pero la mariposa le dijo:

"No te preocupes, Susi. Ahora tienes que descansar e ir creciendo bajo tierra. ¡Pronto verás lo maravilloso que es el mundo!"

Días pasaron, y aunque Susi no podía ver, comenzó a sentir como pequeñas raíces empezaban a crecer.

"¿Qué están haciendo?" - preguntó Susi a sus raíces.

"Estamos buscando agua y nutrientes para ti. ¡No te preocupes, estamos trabajando duro!" - respondieron.

Finalmente, un día, Susi sintió que era hora de salir. Con todas sus fuerzas, empujó la tierra hacia arriba.

"¡Sí! ¡Lo logré!" - exclamó cuando su cabeza asomó fuera.

Lo primero que vio fue el sol, brillando en todo su esplendor.

"¡Hola, sol! ¡Soy Susi la Semillita!" - gritó llena de alegría.

"¡Hola, Susi!" - respondió el sol "¡Es bueno verte! Ahora crece fuerte y saludable".

Día tras día, Susi fue creciendo, extendiendo sus hojas verdes y tomando fuerza con cada rayo de sol. Así conoció a otros amigos del jardín, como una hermosa flor rosa llamada Rosa.

"¡Hola, Susi! ¿Cómo te sientes?" - le preguntó Rosa.

"¡Me siento genial, estoy creciendo! Quiero ser una flor como vos" - respondió Susi con emoción.

Rosa le dijo:

"Cada planta tiene su tiempo. Sigue creciendo. Llegará el día en que florecerás".

Con el tiempo, pasaron las estaciones del año. Susi vivió momentos de sol brillante y días de lluvia refrescante. Con cada gota, sentía que se hacía más fuerte.

Un día, mientras se preparaba para un nuevo crecimiento, vio algo diferente.

"Oh, ¿qué será eso?" - se preguntó al ver que su tallo comenzaba a engordar y que un capullito se formaba en la punta.

"¡Susi, eso es mágico! ¡Estás a punto de florecer!" - le dijo su amigo el viento.

Y así fue, un día Susi despertó y se dio cuenta de que había crecido una hermosa flor.

"¡Miren, ya soy una flor!" - gritó feliz.

Todos los habitantes del jardín la celebraron.

"Susi, ¡sos una flor hermosa!" - gritó la mariposa.

"Ahora alegra a los demás como siempre soñaste" - le dijo Rosa.

Susi sonrió radiante. Desde ese día, Susi no solo era una flor. Había aprendido sobre el ciclo de la vida, y que a veces hay que atravesar momentos oscuros para llegar a ver la luz del día. Y así, Susi siguió regando con su belleza el jardín, compartiendo alegría y color con todos.

Y así, el ciclo de la vida de una planta continúa, en cada semilla que se siembra en la tierra, surge una nueva historia, una nueva aventura.

FIN.

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