El Viaje de la Tortuga Lila



Había una vez, en un rincón hermoso del océano, una tortuga llamada Lila. No era una tortuga común; su caparazón tenía un brillante color lila que la hacía resaltar entre sus amigos. Lila soñaba con explorar otros lugares del mar, pero siempre escuchaba las advertencias de su madre.

"Lila, hay muchas corrientes peligrosas en el océano. Mejor quédate cerca de casa", le decía su madre.

Pero Lila era curiosa y llena de energía. Un día, mientras nadaba cerca de la playa, un pez payaso llamado Nemo se acercó.

"¡Hola! ¿Por qué siempre te quedás cerca de aquí?", preguntó Nemo.

"Porque mi mamá dice que es peligroso ir muy lejos", respondió Lila, sintiendo un nudo en su pancita.

"¡Pero hay tanto por descubrir! El arrecife de coral tiene colores que nunca has visto. ¡Vamos!", la animó Nemo.

Lila dudó, pero su curiosidad era más fuerte que el miedo.

"Está bien, ¡vamos a explorar!", exclamó, llenándose de emoción.

Los dos amigos se adentraron en lo desconocido. Nadaron entre burbujas y peces de colores, y la alegría llenaba el agua.

"¡Mirá!", gritó Nemo señalando un grupo de peces que danzaban alrededor de un coral anaranjado.

De repente, una fuerte corriente comenzó a llevarlos lejos del arrecife.

"¡Oh no! ¡La corriente nos separó!", dijo Lila asustada.

"Tranquila, solo debemos nadar con fuerza hacia arriba", le respondió Nemo.

Nadaron juntos, usando todas sus fuerzas. Con un gran esfuerzo, lograron escapar de la corriente.

"¡Lo logramos!", celebró Lila, sintiéndose orgullosa de sí misma.

Continuaron nadando y llegaron a un área llena de hermosos corales y criaturas asombrosas. Pero pronto se dieron cuenta de que no podían regresar. Estaban perdidos.

"¿Qué hacemos ahora? No encuentro el camino a casa", dijo Lila con preocupación.

"Podemos preguntar a otros animales del mar. Quizás ellos nos ayuden", sugirió Nemo.

Entonces, se acercaron a una simpática estrella de mar.

"¡Hola! ¿Podés ayudarnos? Estamos perdidos y queremos volver al arrecife", preguntó Lila.

"¡Claro! Solo sigan el brillo del sol que se refleja en el agua. Eso los llevará de regreso", contestó la estrella.

Lila y Nemo siguieron el brillo del sol, nadando con confianza. Sin embargo, al poco tiempo se encontraron con un gran pulpo que parecía tener su propia agenda.

"¿A dónde van tan rápido? ¿No les gustaría jugar un rato?", preguntó el pulpo con voz juguetona.

"Debemos volver a casa, estamos perdidos", dijo Lila, temerosa de perder el rumbo.

"Ven, es solo un poco de diversión. Una partida de escondidas no le hace daño a nadie. Después podrán irse", dijo el pulpo.

Lila miró a Nemo, preocupada, pero él asintió.

"Solo un rato", dijo.

Así que jugaron a escondidas entre los corales. Al final, la diversión se hizo tan emocionante que olvidaron el tiempo. Cuando decidieron irse, se dieron cuenta de que la corriente había cambiado y el sol ya no iluminaba el camino conocido.

"¿Qué haremos ahora? Estábamos tan cerca de casa", dijo Lila, sintiéndose desanimada.

Nemo, sin embargo, estaba decidido a ayudar.

"No te preocupes, yo tengo una idea. Sigamos a los bancos de peces. Ellos conocen el mar como la palma de su aleta", dijo con entusiasmo.

Siguiendo a los bancos de peces, que siempre se movían en la misma dirección, Lila y Nemo lograron encontrar el camino.

"¡Mirá! Ahí está el arrecife!", gritó Lila emocionada.

Y finalmente, llegaron a casa.

La madre de Lila se preocupó al ver la ausencia de su hija, pero quedó sumamente aliviada al verla regresar.

"¡Lila! No sabes cuánto me preocupé. ¿Te diste cuenta de que te alejaste demasiado de casa?", preguntó, abrazándola.

"Lo sé, mamá, pero aprendí algo muy importante. Siempre es bueno seguir tus sueños, pero también es fundamental saber cuándo pedir ayuda", respondió Lila con una gran sonrisa.

Desde ese día, Lila siguió explorando, pero siempre teniendo en cuenta las enseñanzas de su madre y recordando que tenía amigos como Nemo, que la ayudarían a encontrar el camino.

Así, Lila se convirtió en la tortuga más exploradora del arrecife, compartiendo sus aventuras con todos, y enseñando a los demás lo importante que es conocer nuestros límites y pedir ayuda cuando la necesitamos.

FIN.

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