El viaje de Lalo y Lola
Había una vez un pequeño lagarto llamado Lalo que vivía feliz en el bosque. Todos los días, Lalo salía a explorar y jugar con sus amigos animales.
Pero un día, mientras jugaba cerca del río, se separó del grupo y se perdió en el espeso bosque. Lalo estaba asustado y no sabía qué hacer. Caminó sin rumbo fijo, tratando de encontrar su camino de regreso a casa.
Pero cuanto más caminaba, más se adentraba en el bosque desconocido. Después de un rato, Lalo encontró a una simpática mariquita llamada Lola. Ella le preguntó qué le pasaba y él le explicó que estaba perdido.
Lola era muy inteligente y conocedora del bosque, así que decidió ayudar a Lalo a encontrar su camino de regreso. "No te preocupes, Lalo", dijo Lola con calma. "Conozco este bosque como la palma de mi mano. Te guiaré hasta tu hogar".
Lola llevó a Lalo por senderos ocultos entre los árboles y le enseñó cómo reconocer las señales naturales para orientarse en el bosque.
Le mostró cómo observar las estrellas para saber hacia dónde iba el norte y cómo usar su sentido del olfato para detectar la cercanía del río. Mientras caminaban juntos, Lalo aprendió muchas cosas interesantes sobre la naturaleza: sobre los diferentes tipos de plantas, los sonidos que hacían los animales e incluso algunas historias mágicas sobre el origen del bosque.
Pero justo cuando pensaban que estaban cerca de encontrar la salida del laberinto de árboles, se encontraron con un río muy ancho y caudaloso. No había forma de cruzarlo sin ayuda. "Oh no, Lola", dijo Lalo preocupado.
"¿Cómo podremos atravesar este río?"Lola sonrió y sacó sus alas rojas y brillantes. "No te preocupes, Lalo. ¡Tengo una idea!"La mariquita voló hasta la orilla del río y regresó con una hoja grande y resistente.
Juntos, construyeron un pequeño bote improvisado usando la hoja como remo. Con mucho cuidado, se subieron al bote y comenzaron a remar hacia el otro lado. Después de algunos minutos de esfuerzo, finalmente llegaron al otro lado del río.
Lalo estaba tan agradecido por la ayuda de Lola que le dio un abrazo lleno de alegría. "¡Gracias por ayudarme a encontrar mi camino a casa!", exclamó Lalo emocionado. "Nunca olvidaré tu valiosa amistad".
Lola sonrió mientras volvían juntos al hogar de Lalo en el bosque. Desde ese día, los dos amigos compartieron muchas aventuras más y nunca dejaron que nada los separara nuevamente.
La historia de Lalo nos enseña que nunca debemos perder la esperanza cuando nos enfrentamos a desafíos difíciles. Siempre habrá alguien dispuesto a ayudarnos si lo necesitamos y juntos podemos superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino.
FIN.