El Viaje de las Almas Traviesas



En un pequeño pueblo de Bolivia, las calles se llenaban de color y alegría cuando se acercaba la fiesta de Todos Santos. Todos los años, las familias preparaban deliciosos platos, decoraban las mesas y hacían hermosos altares para honrar a sus seres queridos. Este año, sin embargo, algo mágico estaba a punto de suceder.

Una niña llamada Lucía estaba entusiasmada por la llegada de la fiesta. Ella amaba ayudar a su mamá a preparar todo para el Alma de su abuela, que siempre traía historias del más allá.

- “¡Mamá, ¿puedo ayudar a hacer las empanadas? ”- preguntó Lucía con ojos brillantes.

- “Claro, mi vida. Pero recuerda que debemos hacerlas con amor”, respondió su madre con una sonrisa.

Mientras preparaban la masa, Lucía pensó en lo divertido que sería si las almas de los seres queridos pudieran realmente acercarse y ver todo lo que habían preparado para ellas.

Los días pasaron, y finalmente llegó el día de Todos Santos. Lucía se despertó emocionada y corrió hacia la mesa donde su mamá había colocado el altar lleno de flores, velas y la comida que habían preparado. Sin embargo, lo que Lucía no sabía era que aquel día algo fuera de lo común sucedería.

Mientras daba sus primeros pasos al salir de casa, sintió un suave susurro en el viento.

- “Lucía, Lucía…”

Ella miró a su alrededor y vio a un pequeño espíritu, brillante y travieso, que flotaba cerca de ella.

- “¿Quién eres? ”- preguntó Lucía, sorprendida pero no asustada.

- “Soy Alma, el espíritu de tu abuela. He venido a jugar contigo en la fiesta”, dijo el espíritu sonriendo.

Lucía no podía creer lo que estaba ocurriendo. Se llenó de emoción y un poco de nervios.

- “¡Guau! ¡Esto es increíble! Pero…¿qué vamos a hacer? ”- dijo Lucía entre risas.

- “Hay muchas almas traviesas que se han perdido en este mundo, ¿te gustaría ayudarme a guiarlas hacia su lugar en la fiesta? ”

- “¡Sí, sí! ¡Haremos que se diviertan! ”- respondió Lucía, llena de energía.

Así fue como Lucía y Alma comenzaron su aventura. Juntas, comenzaron a buscar a las almas perdidas. Se encontraban con seres gigantes, como la abuela Gladys, que había olvidado dónde estaba la mesa de su familia.

- “¡Abuela Gladys! ¡Necesitás ayuda para encontrar la fiesta! ”- gritó Lucía.

- “¡Oh, cariño! No sé por dónde ir…”- dijo la abuela, un poco triste.

- “¡Ven con nosotras, te llevaremos! ”, dijo Alma.

Así, mientras guiaban a las almas, Lucía aprendía sobre cada uno de sus pasados, sus alegrías y tristezas.

- “¿Por qué no puedes simplemente volver por tu cuenta? ”- le preguntó Lucía a una de las almas perdidas.

- “A veces uno se distrae con las cosas, como los recuerdos que se van desdibujando, y por eso se siente un poco perdido”, contestó el alma de un viejo poeta.

Lucía se dio cuenta de que así como las almas necesitaban un poco de ayuda, también las personas en la tierra a veces necesitan que alguien las guíe para redescubrir lo que realmente importa.

Finalmente, lograron llevar a las almas a su correcta mesa. Lucía y Alma se sentaron a disfrutar de los platos, llenos de risas y recuerdos.

- “¿Ves? ”- dijo Alma con una mueca traviesa- “Nunca hay que olvidarse de celebrar la vida, y mucho menos de la alegría que traen los recuerdos.”

La fiesta de Todos Santos se convirtió no solo en una celebración de quienes ya no estaban, sino en un recordatorio de que siempre deben estar presentes en nuestros corazones. Lucía, al despedirse de Alma, se sintió feliz, haciendo una promesa de recordar siempre a su abuela y a todos los que había conocido.

- “¡Volveré a buscarte! ”- le gritó mientras Alma se desvanecía en el aire.

- “¡Nos vemos, Lucía! Siempre estaré contigo en cada fiesta”, respondió el espíritu.

Desde ese día, cada Todos Santos, Lucía no solo celebra con su familia, sino también con las almas traviesas, ayudándolas a encontrarse en la alegría y el recuerdo.

Y así, en un rincón de Bolivia, una niña y un espíritu enseñaron a todos que las fiestas son también una manera de mantener viva la memoria, recordando que siempre hay un lugar especial para aquellos que amamos.

FIN.

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