El Viaje de las Emociones



Había una vez en un colorido pueblo llamado Emotilandia, donde los habitantes eran emociones vivientes. Entre ellas estaban Felicidad, Tristeza, Enojo, Miedo, Sorpresa, Vergüenza, Amor, Culpa, Esperanza y Gratitud. Cada mañana, se reunían en la plaza de la alegría, donde compartían sus experiencias del día anterior.

Un día, Felicidad llegó brincando y gritando: -¡Hoy es un día especial! Hay una fiesta en el bosque de los sueños.- Todos se miraron emocionados, pero el rostro de Miedo se llenó de preocupación.

-¿Y qué pasa si nos perdemos en el bosque? No tengo ganas de enfrentar lo desconocido.- dijo Miedo, temblando un poco.

-¡No hay que tener miedo! Vamos juntos, y así no nos perderemos! - propuso Amor, que siempre sabía cómo unir a todos.

Pero Enojo no estaba de acuerdo. -¿Por qué tenemos que hacer lo que dice Amor? A mí no me interesa ir a la fiesta. Son solo idioteces.-

Tristeza se acercó y en un susurro hermoso preguntó: -¿Y si voy? Tal vez ahí encuentre algo que me haga sentir mejor.-

Todos los demás miraron a Tristeza, y de repente, Sorpresa, que siempre tenía una idea brillante, exclamó: -¡Ya sé! Podemos convertir el viaje al bosque en una aventura. ¡Juntos! Así quizás descubramos algo nuevo sobre nosotros mismos.-

Aunque Miedo seguía temeroso y Enojo aún un poco molesto, la idea de Sorpresa fue creando un entusiasmo que llenó de esperanza a todos.

Cuando llegaron al bosque, empezaron a caminar juntos, pero pronto se dieron cuenta de que había un sendero que se dividía en tres caminos. -¿Qué hacemos ahora? - preguntó Vergüenza, sintiéndose insegura.

De repente, Amor se adelantó y dijo: -Yo sé que juntos podemos elegir un camino. Siempre en nuestro corazón llevaremos la amistad y el respeto por los demás.-

Entonces, decidieron que cada uno daría su opinión.

-Propongo ir por el camino de los árboles altos,- dijo Sorpresa.

-Yo prefiero el camino de las flores,- dijo Felicidad.

Miedo, un poco aliviado, murmuró: -Yo quiero ir por el que parece menos aterrador, o sea, por el de la sombra.-

Finalmente, eligieron el camino de las flores. Cuanto más avanzaban, más bellos se volvían los colores y las fragancias. Pero pronto, Tristeza se sintió un poco sola con su melancolía. Entonces, Amor se detuvo, la abrazó y dijo: -A veces, Tristeza, también sentimos estos colores, pero siempre estamos aquí para recordarte lo hermosa que puedes ser. No hay que sentir culpa por cómo te sientes.-

De pronto, una hermosa mariposa apareció frente a ellos y comenzó a danzar entre las flores. Sorpresa gritó: -¡Miren! Esa mariposa nos está guiando. Sigámosla para encontrar la fiesta.-

Al final del camino, encontraron un claro lleno de luces brillantes y música alegre. Todos se sintieron agradecidos por haber superado sus miedos y haberse apoyado mutuamente. -¡Esto es maravilloso! - exclamó Felicidad.

Con la fiesta, todos empezaron a bailar. Pero de repente, Miedo se dio cuenta de que había olvidado sus inseguridades y decidió compartir su descubrimiento. -Gracias a ustedes, ahora sé que no tengo que tener miedo de experimentar nuevas cosas.-

Los demás sonrieron y expresaron su gratitud y amor por Miedo.

Esa noche, en el bosque de los sueños, aprendieron que todas las emociones tienen su lugar y su importancia y que juntas forman un arcoíris de experiencias en la vida.

Desde ese día, en Emotilandia, cada emoción comprendió que colaborar y apoyarse mutuamente trae felicidad y gratitud. Y así, en su viaje diario, los habitantes siempre recordaron las lecciones que habían aprendido en esa inolvidable aventura.

Y colorín colorado, ¡este cuento se ha terminado!

FIN.

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