El Viaje de las Estrellas
Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Estrellita, donde los días eran tranquilos y la gente vivía en armonía. En este lugar, cada año se celebraba una gran feria donde todos compartían historias y sueños. Este año, tres amigos muy especiales decidieron que era el momento perfecto para hacer algo diferente.
Los amigos eran Luna, una niña curiosa que amaba observar las estrellas; Sol, un niño lleno de energía que soñaba con viajar por el mundo; y Esteban, un joven inventor con una mente llena de ideas brillantes. Juntos, decidieron construir una nave exploradora para viajar por el espacio.
"¿No sería increíble visitar otros planetas?" - dijo Luna, mirando al cielo.
"¡Sí! Podríamos conocer nuevas criaturas y aprender de sus culturas!" - exclamó Sol, entusiasmado.
"Vamos a hacerlo realidad. ¡Voy a diseñar la nave!" - se animó Esteban.
Días y noches pasaron mientras trabajaban juntos. Con cartones, tubos de papel higiénico, y muchas risas, finalmente construyeron su nave, la "Estrella Brillante". La emoción era palpable.
"¡Estamos listos para despegar!" - gritó Sol, mientras se subían a la nave.
"No olvides las provisiones. ¡No sabemos cuánto tiempo estaremos fuera!" - recordó Luna, empacando su mochila.
"¡Y la brújula! Necesitamos saber hacia dónde vamos" - agregó Esteban con una sonrisa.
Una vez dentro, presionaron un botón que habían inventado y, para su sorpresa, la nave comenzó a vibrar y a elevarse. Pronto, se encontraron volando sobre el pueblo, dejando atrás la tierra que tanto amaban.
"¡Miren! ¡Las nubes son como algodones de azúcar!" - soltó Sol mirando por la ventana.
"Y las estrellas brillan como nunca!" - añadió Luna deslumbrada.
Sin embargo, justo cuando estaban disfrutando de su viaje, la nave comenzó a temblar.
"¿Qué está pasando?" - gritó Esteban, mientras trataba de controlar la nave.
"¡Nos estamos acercando a un asteroide!" - exclamó Luna, asustada.
"¡Esteban! ¡Haz algo!" - pidió Sol, con miedo en los ojos.
Rápidamente, Esteban recordó que había creado un escudo de energía para proteger la nave. Con agilidad, activó el dispositivo justo a tiempo. El escudo brilló y desvió el asteroide, permitiéndoles continuar su viaje.
"¡Lo hiciste, Esteban! ¡Eres un genio!" - gritó Sol aliviado.
"Pero no podríamos haberlo logrado sin todos juntos" - agregó Luna, sonriendo.
Al cabo de un tiempo, aterrizaron en un hermoso planeta lleno de colores brillantes y criaturas amistosas. Allí conocieron a Aldara, una mujer sabia y divertida que les mostró su hogar.
"Bienvenidos a Planeta Arcoíris. Aquí, todos aprendemos de nuestros amigos y compartimos lo que sabemos" - les dijo Aldara.
"¡Es como nuestra feria!" - afirmó Sol emocionado.
"Sí, aquí la amistad y el conocimiento son más importantes que cualquier cosa" - declaró Luna.
Los amigos compartieron historias de su hogar y aprendieron de la sabiduría de Aldara. Descubrieron que cada planeta tenía algo especial que ofrecer, pero que lo más valioso era lo que compartían entre ellos — sus experiencias y su amistad.
Después de un par de días llenos de aventuras, sabían que era hora de regresar a Estrellita. Antes de irse, Aldara les dio un bello regalo: una pequeña estrella que brilla con luz propia para recordarles siempre que la amistad y el aprendizaje son los verdaderos tesoros.
El viaje de regreso fue tranquilizador, llenos de alegría y conocimientos nuevos. Cuando aterrizaron en su pueblo, la gente los recibió como héroes.
"¡Cuéntennos todo!" - gritaron los vecinos entusiasmados.
"¡No se preocupen! Esta vez, ¡seremos nosotros quienes contemos cuentos!" - aseguró Esteban, mientras mostraba la estrella.
Así, los amigos compartieron lo que habían aprendido de su viaje y cada año, en la feria, recordaban aquella aventura en la que descubrieron que el espacio no solo estaba lleno de estrellas, sino también de amigos y sueños por cumplir.
Desde entonces, todos en Estrellita soñaron con sus propios viajes de descubrimiento, recordando que la curiosidad y la amistad son el mejor combustible para cualquier aventura.
Y así, cada vez que veían brillar las estrellas, recordaban su travesía, sonriendo con la esperanza de que algún día, podrían volar nuevamente.
FIN.