El Viaje de las Ideas
Era un día soleado en el barrio de Villa Alegre. Mía, una niña curiosa y llena de energía, se juntó con su mejor amiga Caro para jugar en el parque. Mientras paseaban, Mía tuvo una idea brillante.
-Mirá, Caro- dijo Mía entusiasmada-. ¿Y si hacemos un proyecto para ayudar a los animales del barrio?
-Caro, siempre lista para las aventuras, respondió-. ¡Sí! Pero... ¿cómo lo hacemos?
Mía pensó por un momento.- Podríamos armar un cartel pidiendo donaciones de comida y juguetes para las perras y gatos que viven en la calle.
Caro sonrió.- ¡Genial! Vamos a hacer el cartel juntas.
Las dos amigas se sentaron en una mesa del parque y comenzaron a dibujar. Pensaron en los colores que usarían y en las palabras que escribirían.
Cuando terminaron, tenían un hermoso cartel que decía: "¡Ayudemos a nuestros amigos animals! Traé donaciones al parque este sábado."
Nada más colgar el cartel, empezaron a contarles a sus vecinos sobre su proyecto. Pronto, algunos niños del barrio se unieron a ellas, emocionados por la idea.
-¡Yo tengo un montón de juguetes viejos! - gritó Tomás, el amigo más travieso del grupo.
-Y yo tengo comida que no uso- dijo Lola, que era muy generosa.
Los días pasaron y llegó el sábado. Mía y Caro estaban ansiosas por ver cuántas donaciones recibirían. Al llegar al parque, la imagen era maravillosa; muchas personas traían comida y juguetes.
-¡Mirá, Caro! ¡Esto es increíble!
-Sí, no puedo creerlo. ¡Estamos ayudando a los animales! - respondió Caro con lágrimas de felicidad en sus ojos.
Pero, de repente, una nube cubrió el sol y empezó a llover. Todos se pusieron nerviosos y comenzaron a irse.
-¡No! ¡Nuestro esfuerzo no puede irse a la lluvia! - dijo Mía, sintiendo que su sueño se desvanecía.
-Mirá, Mía, el lugar tiene un lugar techado. Podemos llevar las donaciones ahí- propuso Caro.
Mía se sintió aliviada y, juntas, organizaron a todos los chicos para trasladar las donaciones. Mientras hacían esto, varios de los adultos comenzaron a acercarse bajo el toldo para ayudar.
-¿Qué hacen ustedes aquí?
-Montamos un centro de donaciones para ayudar a los animales, queremos darles una segunda oportunidad.
Los adultos se dieron cuenta de lo importante que era la acción de las niñas y comenzaron a colaborar, trayendo más cosas. Todo el grupo terminó cantando canciones, riendo y compartiendo ideas sobre cómo cuidar mejor a los animales.
Al final del día, recolectaron muchísimas donaciones, y no solo eso; también hicieron nuevos amigos que se comprometieron a ayudar todos los meses. Cuando el sol volvió a brillar, Mía y Caro estaban exhaustas pero felices.
-¿Ves? ¡Todo salió bien al final! - le dijo Caro a su amiga.
-Sí, me siento muy orgullosa de nosotras. No solo ayudamos a los animales, sino que hicimos un montón de amigos nuevos.
Y así, esas dos pequeñas soñadoras aprendieron que con esfuerzo, creatividad y trabajo en equipo, podían hacer una gran diferencia en su comunidad. Además, entendieron que los imprevistos podrían convertir cualquier desafío en una divertida aventura. Desde ese día, Mía y Caro continuaron organizando actividades mensuales para ayudar a los animales y a su barrio, creando un lugar donde todos querían vivir.
Fin.
FIN.