El viaje de las letras
Había una vez un niño llamado Héctor que vivía en un pequeño pueblo en Argentina. Héctor era un niño muy alegre y curioso, siempre buscando nuevas aventuras. Pero había algo que le preocupaba: había olvidado su propio nombre.
Un día, mientras jugaba en el parque, vio una estrella fugaz y decidió hacer un deseo. Cerró los ojos con fuerza y pidió: "Por favor, ayúdenme a recordar mi nombre".
De repente, se sintió levitar y antes de darse cuenta, estaba flotando en el espacio. Asustado pero emocionado, Héctor miró a su alrededor y vio planetas de todos los colores imaginables.
Uno de ellos se acercó rápidamente hacia él y cuando estuvo lo suficientemente cerca, Héctor pudo leer la palabra —"Hola" escrita en letras gigantes. -¡Hola! ¿Quién eres tú? -preguntó Héctor sorprendido. -Soy Óscar el planeta Oceánico -respondió el planeta-. Y tengo algo para ti.
Óscar extendió uno de sus océanos hacia Héctor y del agua emergió una letra —"H" . -¡Gracias! -exclamó emocionado Héctor-. Ahora tengo la primera letra de mi nombre. Después de despedirse de Óscar, Héctor continuó su viaje espacial.
Pasaron días e incluso semanas mientras exploraba nuevos planetas y conocía diferentes seres extraterrestres. En cada lugar al que llegaba, recibía otra letra para formar su nombre. En el planeta Espeluznante encontró a una criatura verde y peluda llamada Édgar, quien le regaló la letra "É".
En el planeta Celestial, conoció a Carlota, una estrella brillante que le obsequió la letra —"C" . Y en el planeta Tropical, hizo amistad con Tito, un mono muy travieso que le dio la letra —"T" .
Así continuó su viaje hasta que finalmente llegó al último planeta. Era un lugar misterioso y lleno de volcanes en erupción. Héctor estaba asustado pero decidido a encontrar esa última letra para completar su nombre. -¡Hola! ¿Hay alguien aquí? -llamó Héctor tímidamente.
De repente, del interior de uno de los volcanes emergió un ser luminoso llamado Olivia. -¡Bienvenido, Héctor! -exclamó Olivia-. He estado esperándote. Tengo algo muy especial para ti.
Olivia extendió su mano y en ella había una pequeña llave dorada con la letra —"R" grabada en ella. -Con esta llave podrás desbloquear tu memoria y recordar tu nombre por completo -dijo Olivia sonriendo. Héctor tomó la llave y se sintió lleno de emoción.
La introdujo en su mente y poco a poco todas las letras que había recolectado se juntaron formando su nombre: H-E-C-T-O-R. -¡Lo recuerdo! ¡Mi nombre es Héctor! -gritó emocionado el niño mientras abrazaba a Olivia.
Lleno de gratitud hacia todos los planetas que lo habían ayudado, Héctor decidió regresar a casa. Cerrando los ojos, se concentró en su deseo y antes de darse cuenta, estaba de vuelta en el parque. Desde ese día, Héctor nunca olvidó su nombre.
Aprendió que a veces necesitamos la ayuda de otros para encontrar lo que hemos perdido y que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos en nuestro camino.
Y así, Héctor siguió siendo un niño lleno de aventuras y curiosidad, pero ahora también llevaba consigo una valiosa lección: la importancia de la amistad y la gratitud hacia aquellos que nos ayudan cuando más lo necesitamos.
FIN.