El viaje de las letras

En un reino muy lejano, había un bosque encantado donde vivían todas las letras del abecedario. Cada letra era única y especial, y juntas formaban palabras mágicas que podían hacer realidad los deseos más maravillosos. Pero un día, el rey del reino decidió que todas las letras debían viajar al mundo de los niños para enseñarles la importancia de la educación.

- Buenos días, letras del abecedario -dijo el rey con su voz poderosa-. Hoy en día, los niños necesitan aprender a leer y escribir, y ustedes serán las encargadas de mostrarles el camino.

Las letras, emocionadas por su importante misión, se dispusieron a emprender un viaje hacia el mundo de los niños. Cada una tomó su lugar en una mochila mágica que las llevaría a diferentes escuelas y hogares. La aventura comenzó y las letras se despedían del bosque con entusiasmo, listas para enfrentar cualquier desafío en su labor educativa.

Al llegar a la primera escuela, las letras salieron de la mochila con alegría y entusiasmo. La letra A se acercó a un grupo de niños y les dijo: - Hola, soy la letra A y quiero enseñarles que con esfuerzo y dedicación pueden lograr lo que se propongan. La letra E se unió a ella y agregó: - Y yo les mostraré lo importante que es expresarse con el lenguaje y comunicarse con los demás.

Cada letra compartió su sabiduría y juntas enseñaron a los niños la magia de las palabras y el poder de la lectura. Los niños, emocionados por lo que estaban aprendiendo, se comprometieron a practicar todos los días para convertirse en grandes lectores y escritores.

La aventura de las letras continuó, visitando diferentes escuelas y hogares, llevando su mensaje de educación y esfuerzo a cada rincón. En cada lugar, los niños aprendían algo nuevo y valoraban el conocimiento que las letras les brindaban.

Finalmente, las letras regresaron al bosque encantado, satisfechas por la labor cumplida. El rey del reino las recibió con orgullo y les agradeció por su valiosa contribución a la educación de los niños.

Desde ese día, en cada rincón del reino, los niños compartían el conocimiento que habían adquirido de las letras, prometiendo llevar consigo la magia de la educación a lo largo de sus vidas.