El viaje de las mariposas



En un hermoso día de primavera, cinco mariposas decidieron emprender un viaje para conocer el mundo. Cada una de ellas tenía una personalidad especial y estaban muy entusiasmadas por lo que encontrarían en su aventura.

El grupo estaba formado por Lili y Rosa, que eran dos mariposas juguetonas y alegres. Las otras tres, Mina, Té y Sol, eran un poquito más cautelosas, pero estaban igual de emocionadas. Juntas volaron hacia un jardín de rosas.

- ¡Miren qué hermosas son estas rosas! - exclamó Lili, revoloteando entre los pétalos.

- Sí, son increíbles - respondió Rosa, posándose delicadamente en una rosa roja. - ¿Pero cuántas mariposas ves aquí?

Mina, que estaba un poco más alejada, se unió a la conversación.

- Yo veo a dos. Pero ¿se animan a seguir viajando? - preguntó, con un brillo curioso en sus ojitos.

- ¡Vamos! - gritaron Lili y Rosa al unísono, emocionadas de seguir.

Las cinco mariposas siguieron su camino y pronto llegaron a un río cristalino. Las tres mariposas más cautelosas pudieron sentir cómo la brisa refrescante les acariciaba las alas. Allí, un pequeño pez saltó fuera del agua con gracia, haciendo que las mariposas rieran.

- ¿Y cuántas mariposas vemos aquí? - preguntó Té, levantando un ala para cubrirse del sol que brillaba intensamente.

- ¡Tres, y son las más valientes! - respondió Sol, con su voz melodiosa. Pero al ver al pez, se les ocurrieron muchas preguntas.

- ¿Y si el pez nos quiere hablar? - dijo Lili, mientras daba vueltas en el aire.

- Sería divertido, pero ahora debemos seguir - insistió Mina, ya lista para volar de vuelta.

Así, las mariposas continuaron su aventura volando por un cielo azul brillante. Las nubes parecían cotillas, observando cómo las mariposas jugaban entre sus formas.

- Mirá cuán alto estamos, ¡es hermoso! - exclamó Sol.

- Sí, pero, ¿cuántas mariposas ves volar aquí? - preguntó Rosa, en un tono juguetón.

- Ahora somos cuatro, pero todavía falta una más para completar el grupo - contestó Té, sonriendo mientras hacía piruetas en el aire.

De pronto, una ráfaga de viento hizo que las mariposas se encontraran en un giro inesperado. En ese momento unabrumbre multicolor las rodeó, y al aterrizar, se encontraron en un jardín deslumbrante… ¡un jardín de girasoles!

- ¡Miren qué altos son estos girasoles! - exclamó Lili, maravillada.

- Esto es increíble, no puedo creerlo - dijo Mina mientras se posaba sobre uno.

- Y la mejor parte… ¿cuántas mariposas hay en este jardín? - soltó Rosa, sonriendo con picardía.

- ¡Cinco mariposas, todas juntas! - gritaron al unísono, llenas de alegría.

Cuando pensaban que su viaje había terminado, un viento suave las llevó a una cumbre, donde una anciana mariposa, llamada Tita Mariposa, les habló desde una flor colorida:

- Queridas mariposas, cada lugar que visitaron tiene una historia, un secreto. Aprendieron de cada rincón y vieron el mundo desde diferentes perspectivas. Recuerden, siempre habrá más que descubrir si se animan a volar más allá.

Este mensaje las llenó de inspiración y decidieron que su viaje no era solo un paseo, sino una oportunidad para conocer distintos lugares, amigos y aprender de ellos.

- ¿Cuántas mariposas ven hoy en esta aventura? - preguntó Lili, dirigida a todas.

- ¡Cinco! - dijeron al unísono.

Y así, llenas de sueños y alegría, continuaron volando juntas, sabiendo que el cielo, los ríos y los jardines siempre tendrían algo nuevo para ofrecernos.

Y así fue como el viaje de las mariposas no solo las llevó a lugares maravillosos, sino que también les enseñó que la aventura y la amistad siempre están a un aleteo de distancia.

FIN.

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