El viaje de las semillas
En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivía una niña llamada Mariela, a quien le encantaba jugar en el campo y cuidar de las plantas. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un viejo libro mágico que hablaba sobre el viaje de las semillas.
Intrigada, Mariela leyó la historia de las semillas que soñaban con encontrar un lugar fértil donde crecer y convertirse en hermosas plantas. Decidida a ayudar a las semillas, Mariela se puso en marcha con su mochila llena de herramientas de jardinería.
"¡Qué hermoso día para un viaje!" exclamó Mariela mientras caminaba por el sendero.
Durante su travesía, Mariela conoció a diferentes personajes que la ayudaron en su misión. El primero fue Don Silvestre, un sabio anciano que le enseñó a identificar las semillas de cada planta. Luego se encontró con la Risueña, una traviesa ardilla que le mostró cómo sembrar las semillas en la tierra de forma cuidadosa.
"¡Eso es! Debes colocar la semilla a la profundidad justa para que pueda germinar felizmente", dijo la Risueña con una sonrisa.
Más adelante, Mariela conoció a Valentina, una hada del bosque que le enseñó a regar las semillas con cariño y paciencia, para que recibieran la cantidad precisa de agua.
Después de superar muchos desafíos y aprender valiosas lecciones, Mariela finalmente encontró el lugar perfecto para sembrar las semillas. Con dedicación y esfuerzo, vio cómo las pequeñas semillas crecían y se convertían en plantas exuberantes, llenando el lugar de color y vida.
Feliz por haber cumplido su misión, Mariela regresó a su pueblo llevando consigo el conocimiento y la alegría de haber ayudado a las semillas a cumplir sus sueños. A partir de ese día, el pueblo se llenó de hermosos jardines, y Mariela se convirtió en la guardiana de las plantas, compartiendo su sabiduría con todos los habitantes.
Y así, gracias a la valentía y el amor de Mariela, el mundo se llenó de la magia y el encanto de las plantas que habían comenzado como simples semillas.
FIN.