El viaje de las semillas aventureras



Había una vez en un hermoso jardín, un grupo de semillas muy curiosas y aventureras que ansiaban descubrir el mundo más allá de la tierra en la que estaban sembradas.

Ellas tenían conocimiento de que las semillas que se aventuraban a crecer en nuevos lugares, terminaban convirtiéndose en plantas fuertes y resistentes. - Buenos días, amigos semillas. ¿Hoy a dónde nos dirigiremos? – preguntó la semilla de girasol, llamada Sol.

- ¡Yo he escuchado que al otro lado del jardín hay un mundo totalmente diferente, con suelos más fértiles y un clima perfecto! – respondió la semilla de maíz, llamada Maízito. - ¿En serio? ¡Eso suena emocionante! ¡Deberíamos aventurarnos y descubrirlo! - exclamó la semilla de calabaza, llamada Cala.

Animadas por la idea, decidieron emprender su viaje hacia el otro lado del jardín.

En su travesía, las semillas debieron dialéctica con el entorno, enfrentando los peligros del camino, como pájaros hambrientos y suelos rocosos, pero siempre motivadas por la promesa de un futuro mejor. Después de muchas experiencias y aprendizajes, finalmente llegaron a un hermoso campo con suelos fértiles y un clima cálido, ideal para su crecimiento.

Las semillas, emocionadas con su nuevo hogar, se dispusieron a echar raíces y crecer. Con el tiempo, se convirtieron en plantas fuertes y saludables, capaces de resistir cualquier desafío. Así, aprendieron que atreverse a explorar nuevos caminos y desafiar las dificultades, puede conducir a grandes recompensas.

Y desde entonces, cada vez que sus semillas caían al suelo, contaban sus aventuras y motivaban a las nuevas generaciones a seguir su ejemplo de valentía y determinación.

El jardín, gracias a las semillas aventureras, se convirtió en un lugar de diversidad, con plantas de todas partes del mundo, que florecían juntas en armonía.

FIN.

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