El viaje de las semillas mágicas
Había una vez en un hermoso valle, un simpático conejito llamado Pelusín. Pelusín vivía en una madriguera junto a su mamá y a sus hermanitos.
Un día, mientras exploraba el valle, encontró unas semillas mágicas que brillaban con destellos de colores. Intrigado, decidió llevarlas a su mamá para que juntos descubrieran su misterio.
Al llegar a su madriguera, mostró las semillas a su mamá, quien con una sonrisa le explicó que esas semillas eran especiales, ya que tenían el poder de hacer realidad los deseos más profundos. emocionado, Pelusín decidió plantarlas en su jardín. Con mucho amor, cuidó de las semillas mágicas todos los días. Pasaron las semanas y las semillas brotaron, revelando hermosas plantas de flores multicolores.
Pelusín se maravilló al verlas y recordó las palabras de su mamá sobre los deseos. Entonces, decidió hacer un deseo: que todas las plantas del valle estuvieran llenas de flores.
Mágicamente, todas las plantas del valle se llenaron de flores, haciendo que el valle se viera más hermoso que nunca. Pelusín se dio cuenta de que el verdadero poder de las semillas mágicas no estaba en sus deseos, sino en el amor y cuidado con el que las había cultivado.
A partir de ese día, él se propuso cuidar y amar a la naturaleza y enseñarles a todos en el valle a hacer lo mismo.
Y así, Pelusín y las semillas mágicas enseñaron a todos la importancia de cuidar la naturaleza y de cómo los deseos pueden hacerse realidad cuando se siembran con amor. ¡Y colorín colorado, este cuento ha terminado!
FIN.