El viaje de las vocaciones


Había una vez en el colegio Edmund Hillary un grupo de alumnos muy inteligentes y curiosos. Estaban en el nivel secundaria, más precisamente en 3c, y se encontraban preocupados por tomar la mejor decisión sobre su área profesional.

Faltaba poco tiempo para que tuvieran que realizar los trámites de comipems y presentar el examen que determinaría a qué preparatoria podrían ingresar. Los estudiantes sabían que esta elección era muy importante para su futuro y no querían equivocarse.

Un día, mientras estaban reunidos en la biblioteca del colegio, uno de ellos llamado Lucas tuvo una idea brillante.

- ¡Chicos! - exclamó Lucas emocionado -, ¿Qué tal si buscamos ayuda externa? Podemos visitar diferentes profesionales y escuchar sus experiencias para tener una mejor perspectiva. Todos asintieron con entusiasmo ante la propuesta de Lucas. Decidieron dividirse en grupos pequeños para visitar a diferentes profesionales durante las próximas semanas. El primer grupo fue a visitar a un médico llamado Dr.

González. El doctor les explicó cómo había decidido estudiar medicina porque siempre le gustó ayudar a las personas enfermas. Les habló sobre su trabajo diario y cómo cada día aprendía algo nuevo.

El segundo grupo decidió entrevistar a un arquitecto llamado Carolina. La arquitecta les mostró algunos planos y maquetas de edificios que había diseñado ella misma. Les contó lo emocionante que era ver cómo sus ideas cobraban vida en forma de construcciones reales.

El tercer grupo eligió hablar con un ingeniero llamado Martín. El ingeniero les explicó cómo había decidido estudiar ingeniería porque le encantaba resolver problemas y crear cosas nuevas.

Les mostró algunos de sus proyectos y les habló sobre la importancia del trabajo en equipo. Después de todas las visitas, los alumnos se reunieron nuevamente en la biblioteca para compartir sus experiencias. Cada uno contó lo que había aprendido y cómo se sentían al respecto.

- ¡Fue increíble! - exclamó Marta -, escuchar a todos estos profesionales nos ha dado una nueva perspectiva. Ahora puedo imaginarme trabajando en diferentes áreas y siento que tengo más claridad sobre lo que quiero hacer en el futuro.

Los demás asintieron emocionados, compartiendo el mismo sentimiento. - Creo que hemos aprendido algo muy importante - dijo Lucas -. No hay una única respuesta correcta cuando se trata de elegir nuestra área profesional.

Lo más importante es seguir nuestros sueños y hacer lo que realmente nos apasiona. Todos estuvieron de acuerdo con Lucas. Se dieron cuenta de que no debían preocuparse tanto por tomar la decisión perfecta, sino por seguir su corazón y disfrutar del camino hacia su futuro profesional.

Con esta nueva mentalidad, los alumnos del grupo 3c se sintieron mucho más confiados para enfrentar los trámites de comipems y realizar el examen.

Sabían que independientemente de cuál fuera el resultado, estaban seguros de haber tomado una decisión basada en sus propias pasiones e intereses. Y así fue como estos valientes estudiantes descubrieron que no existe una única respuesta correcta cuando se trata de elegir su área profesional.

Lo importante es ser fiel a uno mismo y perseguir aquello que realmente les haga felices.

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