El viaje de Laura y su familia


Laura estaba emocionada porque finalmente iba a visitar a sus primos en una granja. Se levantaron temprano para prepararse y emprendieron el viaje en auto. Apenas salieron de la ciudad, su hermano pequeño, Martín, no paraba de hablar y hacer preguntas.

"¿Falta mucho para llegar? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Podemos parar en el próximo McDonald's?" - preguntaba Martín sin parar.

"¡Martín, por favor, cálmate un poco! Quiero dormir un poco", dijo Laura con un tono de cansancio.

A pesar de los constantes parloteos de Martín, Laura logró conciliar el sueño. De repente, un ruido extraño interrumpió su siesta. El auto se detuvo y todos bajaron para descubrir que tenían un problema en una de las ruedas.

"¡Qué mala suerte!", exclamó mamá.

"Tranquilos, vamos a resolverlo", dijo papá mientras sacaba el gato y la llave para cambiar la rueda.

Mientras papá arreglaba la rueda, Laura y su hermano menor ayudaban recogiendo piedritas del suelo.

"¿Para qué las necesitas, Laura?", preguntó Martín curioso.

"Para hacer un camino para la buena suerte", respondió Laura.

"¿De veras? ¡Yo quiero ayudar!", exclamó Martín emocionado.

Papá terminó de cambiar la rueda y se pusieron en marcha nuevamente. El resto del viaje transcurrió sin contratiempos, y finalmente llegaron a la granja de los primos.

A lo largo de su viaje, Laura aprendió que, aunque surjan problemas inesperados, siempre hay una solución si mantienes la calma y trabajas juntos en equipo. Además, descubrió que, a veces, las piedritas en el camino pueden traer buena suerte, siempre y cuando las utilices para ayudar a los demás. Fue un viaje inolvidable que Laura recordaría con cariño.

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