El viaje de Leire y Uriel
Leire y Uriel eran dos hermanos curiosos y llenos de imaginación. Un día, mientras observaban las estrellas desde su jardín, Leire tuvo una brillante idea.
"¿Te imaginas si pudiéramos viajar al espacio, Uriel? Sería increíble explorar planetas y conocer extraterrestres", dijo emocionada. Uriel asintió, también emocionado por la idea. Juntos, idearon un plan para construir su propia nave espacial con todo lo que tenían en su cuarto: sábanas, almohadas, luces de juguete y mucha creatividad.
Confiando en su ingenio, los dos hermanos se adentraron en su imaginario viaje espacial. "¡Prepárense para el despegue!" gritó Leire, mientras Uriel simulaba oprimir varios botones imaginarios. La nave espacial improvisada cobró vida en su imaginación. Así, comenzaron su viaje hacia los confines del universo.
Atravesaron asteroides de algodón, esquivaron cometas de peluche y se maravillaron al ver de cerca la luna de juguete en su propio cuarto. "¡Miren, ahí está Marte!" exclamó Uriel señalando una pelota roja.
De repente, se toparon con una nave nodriza hecha con bloques de construcción, tripulada por extraterrestres amigables. Juntos, compartieron juegos y risas con sus nuevos amigos del espacio.
Sin embargo, pronto tuvieron que regresar a casa, donde los esperaba una grata sorpresa: su habitación había sido convertida en una base de operaciones espaciales por sus padres, quienes aplaudieron su creatividad y valentía.
Aunque su viaje fuera imaginario, la experiencia les recordó que el universo está lleno de posibilidades y que la exploración y la amistad trascienden las fronteras terrestres. Desde ese día, Leire y Uriel siguieron soñando con nuevos viajes al espacio, sabiendo que la verdadera aventura está en la imaginación y el amor por descubrir lo desconocido.
FIN.