El Viaje de Lila
En un pequeño pueblo de Argentina, vivía una niña llamada Lila. Era curiosa y soñadora, siempre mirando hacia el horizonte e imaginando aventuras. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano, encontró una hermosa piedra azul que brillaba como el cielo. Intrigada, la recogió y un suave viento sopló a su alrededor, transportándola a un lugar mágico.
Cuando Lila abrió los ojos, se encontró en Asia, rodeada de montañas y arrozales. Allí conoció a un niño llamado Mei, que la miraba con asombro.
"¿De dónde venís?" -preguntó Mei, con una sonrisa amplia.
"Soy de Argentina. Acabo de encontrar esta piedra y... ¡pum! Aquí estoy. ¿Dónde estamos?" -dijo Lila, emocionada.
"Estás en las montañas de China. Este lugar es mágico y tiene muchas historias que contar" -respondió Mei.
Ambos rápidamente se hicieron amigos. Decidieron explorar juntos, y mientras caminaban, Mei le habló sobre la leyenda de la piedra azul. Se decía que quien la poseía podía viajar entre mundos y recordar vidas pasadas.
"¿Crees en esas historias?" -preguntó Lila, mientras atravesaban un hermoso campo de flores.
"¡Claro! Mi abuela siempre cuenta que las piedras tienen memoria" -respondió Mei.
La tarde se convirtió en una noche estrellada y Lila empezó a recordar momentos de otra vida. Vio imágenes de ser una princesa en un reino lejano, donde conoció a un príncipe de otro pueblo. Pero había un problema: su familia no quería que se mezclaran.
"Mei, creo que he vivido en otro tiempo... como una princesa en un lugar donde el amor era prohibido" -dijo Lila, preocupada.
"Tal vez, eso te está enseñando algo. El amor no siempre es fácil, pero siempre vale la pena luchar por lo que sentimos" -replies Mei, con voz serena.
Decidieron que debían buscar más piedras mágicas para comprender el vínculo entre sus vidas pasadas. En su búsqueda, atravesaron montañas, cruzaron ríos y escalaron altos árboles mientras descubrieron los diferentes paisajes de Asia. En el camino, ayudaron a muchas criaturas: un pájaro herido, una tortuga perdida y un pequeño ciervo atrapado en unas zarzas.
"¿Ves? Cada vida tiene un propósito, y tal vez este viaje nos enseña eso" -dijo Lila, sintiendo que cada acto de bondad conectaba sus almas.
Finalmente, encontraron una montaña sagrada donde, según la leyenda, se decía que las respuestas a sus dudas estaban escondidas. Subieron hasta la cima, donde había un antiguo templo de piedra. Allí, hallaron una gran piedra azul en el centro. Lila puso su mano sobre ella y, de repente, recordó el significado de su amor pasado: había aprendido a valorar la amistad y la libertad por encima de todo.
"Mei, todo esto fue para que entendiéramos que el amor más puro puede ser el de una amistad" -dijo, con lágrimas de alegría en sus ojos.
"Sí, y aunque los caminos sean diferentes, siempre estarán unidos en el corazón" -respondió Mei.
Con la misión cumplida y el corazón lleno de nuevas enseñanzas, Lila y Mei decidieron regresar al lugar donde todo comenzó. Con un último toque en la piedra, un viento suave los llevó de regreso al bosque. Cuando Lila se despidió de su amigo, sabía que su conexión perduraría.
"Gracias, Mei. Nunca olvidaré esta aventura y todo lo que aprendí" -dijo Lila, sonriendo.
"Yo tampoco, Lila. Recuerda, siempre que mires hacia el cielo, nuestras almas estarán unidas en los recuerdos" -contestó Mei.
Al regresar a su hogar, Lila comprendió que a veces, el amor más verdadero se encuentra en la amistad y en las aventuras compartidas. Siempre que mirara aquella piedra azul, recordaría no solo su viaje a Asia, sino también la importancia de cada emoción y el valor de los lazos que forjamos con los demás.
FIN.