El Viaje de Lila
Había una vez, en un pintoresco pueblito, una niña llamada Lila que adoraba a su hermana mayor, Alma. Un día, Alma se enfermó de una rara enfermedad que la dejaba débil y sin energía. Lila, con el corazón en la mano, decidió que debía encontrar la medecina especial que la curara. Junto a su fiel amigo, un pequeño gato llamado Miau, se puso en marcha.
"No puedo quedarme de brazos cruzados, Miau. ¡Debo salvar a Alma!" - dijo Lila con determinación.
El primer obstáculo en el camino de Lila fue un enorme valle encantado. Se decía que dentro de sus límites, los árboles podían hablar y los ríos melodiosos. Lila y Miau empezaron a cruzar el valle, admirando la belleza mágica que los rodeaba.
"Mirá, Miau, ¡los árboles están cantando!" - exclamó Lila emocionada.
Pero de repente, un árbol anciano las detuvo.
"¿Dónde creen que van, pequeñas intrusas?" - dijo el árbol con voz profunda y suave.
"Vamos a encontrar la medicina que salvará a mi hermana" - respondió Lila, con los ojos llenos de esperanza.
"Solo pueden pasar si responden la adivinanza que les voy a proponer" - dijo el árbol, y Lila aceptó sin dudar.
El árbol formuló la adivinanza: "¿Qué es lo que aunque es usado por el hombre, jamás se puede tocar?". Lila se quedó pensativa, pero pronto iluminó su rostro:
"¡El tiempo!" - gritó con alegría. El árbol sonrió y les permitió cruzar.
Ya en el otro lado del valle, la niña y el gato se encontraron con un sendero cubierto de sombras. Un poco más adelante, oyó un murmullo extraño: dos brujas chismeaban sobre un encantamiento poderoso.
"¿Por qué no les preguntamos sobre la medicina?" - sugirió Miau, un poco tímido.
Lila, con valentía, se acercó.
"¡Hola, brujas! Necesito ayuda, mi hermana está muy enferma y busco la medicina mágica. ¿Podrían ayudarme?" - pidió Lila alzando la voz.
Las brujas se giraron hacia ella, una de ellas sonrió.
"Si quieres nuestra ayuda, debes conseguir un ingrediente muy raro que se encuentra custodiado por un ogro maligno en la cima de la Montaña de la Niebla".
"¡Voy! Haré lo que sea necesario" - contestó Lila, lista para continuar su aventura.
A medida que escalaba la montaña, el clima cambiaba, y la niebla arropaba todo a su paso. Finalmente, llegó a una cueva oscura donde el ogro estaba sentado.
"¿Quién osa interrumpir mi descanso?" - rugió el ogro.
"Soy Lila, y he venido a buscar el ingrediente para ayudar a mi hermana" - se presentó ella, con el corazón latiendo fuerte.
"¿Y por qué debería ayudarte?" - preguntó el ogro, cruzando los brazos.
Entonces, Lila tuvo una idea.
"Si me dejas el ingrediente, prometo traerte algo aún más valioso a cambio: una historia que te hará reír".
El ogro, intrigado, aceptó. Lila contó una historia divertida sobre un pez que quería volar, y el ogro estalló en risas, olvidando su habitual seriedad.
"Está bien, aquí tienes, valiente niña" —dijo el ogro entre risas mientras le entregaba el ingrediente.
Con el ingrediente en mano, Lila y Miau regresaron a su pueblo. En lugar de ir al camino directo a casa, decidieron hacer una parada en el valle encantado para visitar a su nuevo amigo el árbol.
"¡Lo logré! Encontré el ingrediente gracias a un ogro que ama las historias" - dijo Lila triunfante.
El árbol los felicitó y les dio un último consejo:
"La bondad y la valentía traen recompensas, pequeña Lila. No olvides nunca el camino que tomaste".
Finalmente, Lila regresó a casa y, con ayuda de la medicina, su hermana Alma comenzó a mejorar.
"¡Lo hiciste, Lila!" - exclamó Alma sonriendo mientras se recuperaba. Lila sintió que su corazón se llenaba de alegría al ver que su hermana estaba bien.
"Siempre estaré aquí para ti, Alma. ¡Eres mi heroína!" - confesó Lila.
Desde aquel día, las dos hermanas compartieron muchas aventuras, recordando siempre que con valentía, amor y un poco de ingenio, se pueden superar los obstáculos más difíciles.
FIN.