El Viaje de Lila y Rolo



Era un día soleado cuando Lila y Rolo, dos curiosos amigos de cuarto grado, se preparaban para una excursión muy especial por el cuerpo humano. Su maestro, el señor Saludón, les había preparado un recorrido educativo lleno de sorpresas y aprendizajes.

"¡No puedo esperar para ver cómo funciona el corazón!" - exclamó Rolo, con sus ojos brillando de emoción.

"Y yo quiero conocer cómo llegan los sonidos al cerebro" - respondió Lila, imaginando las maravillas que verían.

El grupo se movilizaba a través de la garganta, cuando de repente, un divertido juego de escondidas comenzó. Lila y Rolo, entusiasmados, se aventuraron a buscar a sus compañeros. Pero en medio de su búsqueda, se distrajeron y, al darse cuenta, se encontraron completamente solos.

"¿Dónde estarán todos?" - preguntó Lila, angustiada.

"No tengo idea, pero tenemos que volver con el grupo. ¡Rápido!" - respondió Rolo.

Al mirar a su alrededor, notaron una puerta que decía "Estructura del Oído". Sin pensarlo dos veces, decidieron entrar, convencidos de que hallarían una salida allí. Al cruzar la puerta, fueron recibidos por un suave eco que les hizo cosquillas en los oídos.

Al instante, aparecieron unos pequeños personajes llamados los Soniditos: Clarín, un pequeño músico con un clarinete; y Ruidito, una chispeante figura que hacía ruidos divertidos con una guitarra.

"¡Hola, chicos! Bienvenidos al Oído!" - saludó Clarín, mientras tocaba un suave tono.

"Estamos perdidos y queremos regresar con nuestra clase" - explicó Lila.

"Nosotros podemos ayudarles, pero primero deben aprender sobre las partes del oído" - dijo Ruidito, sonriendo festivamente.

Lila y Rolo aceptaron encantados. Entonces, los Soniditos comenzaron su tour educativo. Primero, se detuvieron en el oído externo, donde encontraron el pabellón auricular.

"Esto es lo que capturas sonidos y les da forma. ¡Mirá cómo se mueve cuando tocas!" - dijo Ruidito, tocando su clarinete.

"¡Wow! Así que es lo que nos ayuda a oír" - dijo Rolo, asombrado.

Luego, pasaron al conducto auditivo y escucharon cómo los sonidos viajaban dentro de él como un río de melodías.

"Por aquí, los sonidos llegan al tímpano" - indicó Clarín, señalando el fondo.

Al llegar al tímpano, Lila y Rolo sintieron una vibración especial.

"Esto es como una membrana que se hace eco ante cada sonido. ¡Es mágico!" - exclamó Lila.

Luego de aprender sobre el tímpano, llegaron al oído medio y se encontraron con los huesecillos: martillo, yunque y estribo.

"¡Miren cómo se mueven! Son los más pequeños huesos del cuerpo humano, y ayudan a amplificar los sonidos!" - explicó Ruidito.

"Increíble, ¡son como los músicos en una orquesta!" - dijo Rolo, inspirándose en su pasión por la música.

Después de un rato de aprender y jugar, Lila y Rolo se sentían listos para volver con su clase.

"Gracias, Soniditos. Nos ayudaron mucho! ¿Cómo podemos irnos?" - dijo Lila.

"Sencillo, solo deben seguir el eco de sus voces hacia el pabellón auricular. ¡Están tan cerca de casa!" - sonrió Clarín.

Los amigos siguieron el eco, riendo y cantando hasta que al fin llegaron a la sala donde se encontraba su clase. Todos estaban esperando con curiosidad.

"¡Llegaron! Estábamos tan preocupados!" - exclamó el señor Saludón.

"Aprendimos sobre cómo escuchamos!" - dijo Rolo emocionado.

Lila y Rolo compartieron su aventura, contando sobre los Soniditos y todas las maravillas que habían visto en el oído.

"Nunca más vamos a distraernos de esa manera" - prometió Lila.

Desde ese día, siempre recordaron aquella divertida experiencia auditiva y lo mucho que aprendieron. Se dieron cuenta de que aunque de vez en cuando perdieran el rumbo, siempre existirían aventuras esperándolos, ¡solo tenían que estar dispuestos a aprender!

Así, Lila y Rolo regresaron a casa con su corazón y mente llenos de música y conocimiento, listos para enfrentar su próximo desafío.

FIN.

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