El viaje de Lila y su amigo Rayo
Era un bonito día en el pueblo de Colores donde vivía Lila, una niña aventurera con una imaginación desbordante. Un día, mientras jugaba en su jardín, escuchó un suave susurro entre los arbustos.
"¿Quién anda ahí?" - preguntó Lila al asomarse.
Un pequeño zorro color ámbar, con una colita espinosa, salió de detrás de un arbusto.
"Hola, soy Rayo, el zorro explorador. Estoy buscando un tesoro escondido. ¿Te gustaría acompañarme?" - dijo el zorro emocionado.
Lila, intrigada por la oferta, no dudó en decir que sí. Juntos se adentraron en el bosque, llenos de entusiasmo. Mientras caminaban, Rayo le explicó que el tesoro era un legendario árbol que daba frutas de todos los colores del arcoíris.
"La leyenda dice que quien encuentre el árbol aprenderá un valioso secreto" - comentó Rayo mientras brincaba.
El camino no fue fácil, pues encontraron un gran río que dividía el sendero.
"No podemos cruzar así como así" - dijo Lila, mirando las aguas turbulentas.
Rayo se quedó pensando.
"Podríamos construir un puente con ramas y hojas. ¡Vamos!" - sugirió, lleno de ideas.
Ambos se pusieron a trabajar, recolectando ramas y hojas, hasta que finalmente construyeron un pequeño puente.
"¡Lo logramos!" - exclamó Lila, saltando de alegría.
Al cruzar, notaron que el bosque comenzaba a cambiar. Los árboles se ponían más altos y los colores más vibrantes.
"Estamos cerca, lo siento" - dijo Rayo, moviendo su colita.
Pero no todo fue sencillo. Al llegar a un claro, se encontraron con una gran piedra que bloqueaba su camino.
"No puedo moverla, es demasiado pesada" - suspiró Rayo.
"Quizás no se trata de moverla, sino de encontrar otra forma de seguir adelante" - sugirió Lila, recordando lo que aprendía en la escuela. A su alrededor, había varias piedras más pequeñas.
"¿Y si hacemos una montaña con estas?" - preguntó Lila con una sonrisa.
Ambos comenzaron a juntar las piedras pequeñas, haciendo una montaña y lograron escalarla. Desde la cima, pudieron ver el tan ansiado árbol del arcoíris en la distancia.
"¡Lo encontramos!" - gritó Rayo emocionado.
Corrieron hacia el árbol y, al llegar, se sentaron bajo su sombra. Las frutas brillaban en colores vibrantes y atraían a todo tipo de criaturas.
"¿Y cuál es el secreto, Rayo?" - preguntó Lila ansiosamente.
"El secreto es que no siempre se trata de llegar primero, sino de disfrutar el camino y aprender a superar los obstáculos juntos" - respondió Rayo, mirando a su amiga.
Lila sonrió, comprendiendo la lección.
"¡No puedo esperar a contarles a todos en el pueblo sobre nuestra aventura!" - dijo, llena de alegría.
Juntos regresaron a Colores, compartiendo risas y contando historias de su viaje. Lila se dio cuenta de que cada aventura estaba llena de enseñanzas, y siempre es mejor compartirlas con amigos.
"Vamos a buscar más tesoros, Rayo, ¡el mundo está lleno de maravillas!" - gritó Lila mientras corrían por el campo, dispuestos a vivir más aventuras juntos.
FIN.