El Viaje de Lila y su Pequeña Bici
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Sorpresopolis, una niña llamada Lila que soñaba con hacer un viaje en bicicleta alrededor del mundo. Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con su mejor amigo, Lucas.
"¡Hola, Lila! ¿Qué hacés tan pensativa?" - preguntó Lucas.
"Quiero recorrer el mundo en mi bici. Imaginá todas las cosas que podríamos descubrir" - respondió Lila con entusiasmo.
"¡Eso suena increíble! Pero, ¿tenés un mapa?" - cuestionó Lucas, que siempre estaba listo para las aventuras.
"No, pero puedo pedirle a mi abuelo que me ayude. Él fue un gran aventurero" - dijo Lila.
Decidieron visitar al abuelo de Lila, quien tenía muchas historias y conocimientos. Cuando llegaron, él les mostró un viejo mapa lleno de rutas y lugares fascinantes.
"Para viajar, lo más importante es tener un buen plan. Aquí, por ejemplo, podemos visitar la montaña de los ecos, el bosque de los susurros y el lago brilla noche" - explicó el abuelo.
Lila y Lucas estaban emocionados por la idea, así que comenzaron a hacer un plan. Después de días de preparación, con mucho entusiasmo y algunas cajas de galletas para el camino, se subieron a la pequeña bicicleta de Lila y partieron hacia su aventura.
El primer día fue increíble. Recorrieron el camino lleno de flores y sonrisas. Pero al caer la tarde, se dieron cuenta que se habían perdido.
"¡Oh no! ¿Dónde estamos?" - exclamó Lila.
"No importa, Lila. Recordá lo que dijo tu abuelo: siempre debemos encontrar el camino de vuelta a casa" - respondió Lucas.
Siguiendo los consejos de su abuelo, decidieron usar el sol para orientarse. Llegaron a una colina donde podían ver el pueblo a lo lejos. Entonces, se sintieron aliviados, pero antes de regresar, decidieron explorar un poco.
En el camino, encontraron un pequeño río y decidieron jugar un rato. Mientras estaban allí, conocieron a dos patitos que se habían perdido.
"¡Hola, patitos! ¿Por qué están tan tristes?" - preguntó Lila.
"No sabemos cómo volver a nuestra mamá" - lamentó uno de los patitos.
"No se preocupen, ¡nosotros también estamos un poco perdidos!" - dijo Lucas, animando a sus nuevos amigos.
Juntos, empezaron a buscar la mamá de los patitos. Después de un rato buscando por el bosque, se encontraron con una tortuga llamada Tula.
"Hola, niños. ¿Qué los trae por aquí?" - preguntó Tula con una voz suave.
"Estamos buscando a la mamá de estos patitos. Se han perdido" - explicó Lila.
"¡Yo puedo ayudarlos! Sé dónde viven" - dijo Tula, moviendo su cabeza con alegría.
Lila y Lucas siguieron a Tula, que felizmente los guió hasta un pequeño estanque donde la mamá de los patitos esperaba con ansiedad.
"¡Mamá!" - gritaron los patitos, corriendo hacia ella.
"¡Gracias, valientes amigos!" - dijo la mamá patito, mirándolos con gratitud.
Lila y Lucas se sintieron como verdaderos héroes. Con el corazón contento por ayudar a los patitos, decidieron retornar a su hogar. Al llegar, reconciliaron sus aventuras y dijeron:
"Aunque no logramos dar la vuelta al mundo este viaje, ayudamos a otros. ¡Y eso es de aventureros!" - dijo Lila.
"¡Sí! Tal vez nuestro próximo viaje deba ser a ayudar a quienes lo necesiten" - propuso Lucas con una sonrisa.
Y así, Lila y Lucas aprendieron que a veces el viaje más importante no es el que planeas, sino el que te permite hacer una buena acción. Desde entonces, emprendieron pequeñas aventuras cada fin de semana, siempre ayudando a otros.
Y colorín colorado, este viaje ha terminado.
FIN.