El viaje de Lisa en búsqueda de los sustantivos abstractos
Había una vez en un pequeño pueblo una niña llamada Lisa, a la que le encantaba jugar y explorar el mundo a su alrededor. Sin embargo, Lisa tenía un problema: no sabía qué eran los sustantivos abstractos.
Un día, en la escuela, su maestra les explicó que los sustantivos abstractos eran nombres que representaban ideas, sentimientos y cualidades, pero Lisa no entendía muy bien a qué se refería. "Maestra, ¿podrías darme algún ejemplo de un sustantivo abstracto?", preguntó Lisa.
"Claro, amor, felicidad y libertad son algunos ejemplos", respondió la maestra. Lisa se quedó pensativa, no lograba comprender cómo se podía nombrar algo que no se podía tocar, como lo hacía con otros objetos.
Decidió salir en busca de respuestas, así que emprendió un viaje por el bosque en compañía de su fiel amigo animal, Max, un perro muy juguetón. Mientras caminaban, Lisa se encontró con la risueña Mariposa, quien le propuso ayudarla a buscar los sustantivos abstractos.
Juntas recorrieron praderas y arroyos, pero no encontraron ninguna pista. De repente, se toparon con el Sabio Búho, que les dijo: "Para encontrar los sustantivos abstractos, deben mirar con los ojos del corazón y escuchar con la mente abierta".
Lisa y Mariposa no entendieron bien lo que el Sabio Búho les había dicho, pero decidieron seguir su consejo. En su camino, se encontraron con diferentes desafíos que les enseñaron la importancia de la paciencia, la valentía y la amistad.
Al final del día, Lisa se sentó pensativa junto a un arroyo, miró el reflejo del sol en el agua y de repente entendió. "¡Eso es! El resplandor del sol en el agua es como la felicidad, un sustantivo abstracto!", exclamó Lisa emocionada.
Mariposa y Max la miraron con asombro, Lisa había encontrado un sustantivo abstracto por sí misma.
Al volver a la escuela, Lisa contó su aventura y su gran descubrimiento, todos la felicitaron y comprendieron que los sustantivos abstractos no eran tan difíciles de entender. Desde ese día, Lisa pudo reconocer y entender los sustantivos abstractos a través de sus propias experiencias y emociones, sabiendo que, aunque no se puedan tocar, son tan reales como cualquier otra cosa en el mundo.
FIN.