El Viaje de los Aprendizajes
Era un día soleado cuando cuatro amigos: Lía, Tomi, Susi y Fer, decidieron embarcarse en una aventura hacia el Bosque del Conocimiento. Habían escuchado historias de un gran tesoro escondido allí, y estaban seguros de que lo encontrarían con la ayuda de una mapa especial que su maestra les había dado. El mapa hablaba de tres caminos: el del Aprendizaje por Competencias, el de la Evaluación Formativa y el de la Diversidad en el Aprendizaje.
"¡Miren!" - dijo Lía, emocionada, mientras señalaba el mapa "El primer camino nos lleva al Aprendizaje por Competencias. Vamos a ver qué nos espera allí."
Los amigos comenzaron su caminata y pronto llegaron a un claro donde encontraron a un viejo sabio llamado Don Sabio.
"¿Quiénes son ustedes, jóvenes aventureros?" - preguntó Don Sabio, acariciándose la barba blanca.
"¡Hola, Don Sabio! Somos Lía, Tomi, Susi y Fer. Venimos a buscar el tesoro del Bosque del Conocimiento."
"¡Ah, el tesoro! Pero deben saber primero qué significa aprender por competencias. Aquí usamos la evaluación formativa para ayudarlos a comprender y mejorar mientras aprenden. Esto significa que ustedes recibirán retroalimentación constante sobre su progreso. ¿Quieren probar?"
Los amigos asintieron entusiasmados.
"Perfecto. Para comenzar, deben resolver este acertijo: ¿qué animales podríamos encontrar en este bosque que representen diferentes habilidades?" - preguntó Don Sabio.
Lía miró a su alrededor y vio una ardilla, un halcón y un pez en el arroyo.
"¡La ardilla es rápida y astuta, como la resolución de problemas! El halcón tiene buena vista, representando la observación, y el pez necesita adaptarse al agua, como nosotros adaptándonos a nuevas situaciones!" - gritó Lía.
"Muy bien, bien pensado. Ahora, cada solución va acompañada de una crítica constructiva, así que recuerden siempre mejorar. ¡Continúen su viaje!" - dijo Don Sabio, sonriendo.
El equipo siguió su camino y notaron que, al avanzar, había una bifurcación. Uno de los caminos llevaba a una hermosa flor que irradiaba colores brillantes.
"Miren esa flor. ¡Se ve espectacular!" - exclamó Susi.
"Sí, pero creo que debemos elegir el otro camino, parece que es el que nos llevará a la Diversidad en el Aprendizaje" - dijo Tomi.
Optaron por el camino de la diversidad y, al final, encontraron un grupo de animales bailando y pintando un mural.
"¡Qué divertido se ve esto!" - comentó Fer.
"Aquí entendemos que cada quien tiene su estilo de aprender y todos podemos compartirlo" - explicó una tortuga que estaba pintando.
"Nosotros trabajamos juntos y nuestras diferencias nos hacen fuertes" – añadía un conejo pintando en tonos vibrantes.
Los amigos se unieron al mural, pintando lo que habían aprendido de la evaluación formativa con sus palabras y sentimientos.
Mientras todos jugaban, se dieron cuenta que, además de sus diferentes habilidades, cada uno era valioso en su propio modo, y eso los ayudaba a mejorar como grupo.
Después de un rato, decidieron continuar su viaje. Finalmente, llegaron al tercer camino: el de la Evaluación Formativa. Allí encontraron a un grupo de criaturas que se veían tristes.
"¿Qué les pasa, amigos?" - preguntó Fer.
"No sabemos si estamos haciendo bien nuestro trabajo, no tenemos retroalimentación" - lamentó un loro.
"¡Nosotros hemos aprendido sobre eso!" - dijo Tomi "Don Sabio nos enseñó que la evaluación formativa es muy importante para que sepan cómo mejorar."
Al oír esto, el loro y los demás animales se iluminaron.
"¡Eso es! ¿Podemos trabajar juntos? Podemos ayudarles y ustedes a nosotros a tener mejoras!" - sugirió Susi.
Los amigos se pusieron a trabajar con los animales y, al hacerlo, notaron un cambio instantáneo en el ambiente. Juntos comenzaron a enseñarse y aprenderse mutuamente.
Finalmente, después de un día de aventuras, los amigos regresaron a casa con el corazón lleno. El tesoro que habían encontrado no era otro que la comprensión de que aprender es un viaje constante y colaborativo.
"Gracias por esta increíble aventura, amigos. ¡Siempre aprenderé a darlo mejor!" - dijo Lía mientras caminaban.
Al despertar al día siguiente, supieron que guardaban un tesoro en el corazón, y que continuarían su viaje de aprendizaje, apoyándose mutuamente y valorando la diversidad en sus métodos.
Así, Lía, Tomi, Susi y Fer se convirtieron en los mejores compañeros de aprendizaje, sabiendo que siempre pueden mejorar juntos, y no tardaron en explorar nuevos caminos y desafíos en el Bosque del Conocimiento.
FIN.