El viaje de los búhos submarinos



Había una vez en el bosque de la Patagonia, un búho llamado Bartolo y una lechuza llamada Lucía. Ambos eran amigos inseparables y les encantaba explorar juntos cada rincón del bosque.

Un día, mientras volaban cerca de un lago cristalino, vieron algo que les llamó mucho la atención. Era una pequeña isla en medio del agua, rodeada de hermosos nenúfares y árboles frondosos. Sin pensarlo dos veces, decidieron aterrizar en la orilla para investigar.

Al acercarse a la isla, notaron que había un cartel que decía: "¡Bienvenidos al Reino Acuático! Aquí encontrarán aventuras submarinas". Bartolo y Lucía se emocionaron muchísimo y no pudieron resistir la tentación de sumergirse en el agua para descubrir qué había debajo.

Una vez bajo el agua, quedaron maravillados con todo lo que veían. Había peces multicolores nadando a su alrededor y algas brillantes bailando con la corriente.

Pero lo más sorprendente fue cuando encontraron a Arielito, un simpático delfín que los invitó a explorar junto a él las profundidades del mar. Juntos recorrieron cuevas submarinas llenas de tesoros perdidos y conocieron criaturas marinas extraordinarias como tortugas gigantes y estrellas de mar parlanchinas. Fue una aventura mágica e inolvidable.

Sin embargo, llegó el momento en que Bartolo empezó a extrañar volar por los cielos del bosque. Le contó sus sentimientos a Lucía y ella, siempre comprensiva, decidió acompañarlo de vuelta a tierra firme.

Una vez fuera del agua, Bartolo y Lucía se encontraron con un problema. El cartel que habían leído para entrar al Reino Acuático había desaparecido misteriosamente. No sabían cómo regresar a sus hogares en el bosque.

Desesperados, decidieron buscar ayuda y llegaron hasta la cueva del viejo sabio, un búho muy sabio que conocía todos los secretos del bosque. Le explicaron su situación y él les dijo: "Para volver a casa deben encontrar la cascada escondida".

Los amigos emprendieron una nueva aventura en busca de la cascada escondida. Recorrieron senderos empinados y cruzaron ríos tumultuosos hasta que finalmente llegaron a un lugar mágico: una hermosa cascada rodeada de flores silvestres.

Al acercarse a la cascada, vieron un arco iris formado por las gotas de agua que caían. Bartolo tuvo una idea brillante: "¡Lucía! ¡Vamos a volar por encima del arco iris!". Y así lo hicieron. Con cada vuelo sobre el arco iris, sentían más cerca su hogar.

Hasta que finalmente lograron atravesarlo por completo y aparecieron nuevamente en el bosque de la Patagonia. Bartolo y Lucía se abrazaron emocionados al verse nuevamente en casa.

Agradecidos por todas las aventuras vividas, prometieron nunca olvidar lo valioso que era tenerse el uno al otro como amigos inseparables. Desde aquel día, ambos búhos disfrutaron de sus vuelos nocturnos en el bosque, mientras recordaban con cariño su increíble viaje al Reino Acuático.

Y así, Bartolo y Lucía siguieron explorando juntos cada rincón del mundo, aprendiendo que la amistad y las aventuras compartidas son el mejor tesoro que uno puede tener. Y colorín colorado, este cuento de Bartolo y Lucía ha terminado.

FIN.

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